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Dani Gómez controla el balón ante Jon García, defensa del Racing de Ferrol. J. L. BORT
Una historia de desamor

Una historia de desamor

El Ciutat pita a Dani Gómez, éste marca y desafía al público antes de ser sustituido| Al Levante le cuesta encontrarse en el partido pero gana, y Fabrício y Álex Muñoz caen lesionados a las primeras de cambio

Martes, 17 de octubre 2023, 01:42

Hay noches de desasosiego, de esperanza, de desamor, de amor, de reconciliación y de felicidad casi eterna. El Levante es un claro ejemplo de que todo eso puede ocurrir en poco más de hora y media. Y si no, que le pregunten a Dani Gómez, el auténtico protagonista del partido, capaz por si solo de desesperar a la grada, de hacer que el Ciutat haga trizas el guión del buen protocolo y le silbe en plena pelea de supervivencia, de hacer un jugoso gol y resolver la agonía y de encrespar todavía más a unos y a otros con su protesta reivindicativa en plena celebración. Llevarse la mano a la oreja como desafío al pueblo siempre es una afrenta que la grada no suele digerir bien, pero tampoco es plato de buen gusto escuchar como tu propia gente te está calentando la oreja cada vez que entras en juego. Desde luego, Dani Gómez va a tener a partir de ahora un reto propio para saber manejar en casa esta anómala situación cuando todavía la temporada prácticamente ha echado a andar. Es verdad que estuvo fallón en algunas acciones, con elección errónea en sus decisiones, pero desde luego el zapatazo que le sirvió para atrapar los tres puntos es sólo mérito suyo. El manejo, el recorte al defensa y el lanzamiento ajustado al palo son cosa suya. Pero lo de llevarse la mano a la oreja sobraba. El gol es la mejor manera de acallar a los críticos y de recobrar una confianza que a veces parece que no tiene. Eso fue lo que encendió a la grada y no se lo perdonó durante bastantes minutos. Ante el cariz que estaba tomando la cita, Calleja irrumpió en la escena. Último cartucho. Cambio. Pese a que el delantero fue el que había entrado sustituyendo a Fabrício cuando empezó el calvario de lesiones, el técnico cortó de raíz el sufrimiento. A los 76 minutos, cartel con el 9 y a otra cosa mariposa. Dani Gómez enfila el camino del banquillo, sabedor esta vez sí de que cualquier gesto puede acabar en un estallido impopular. Parte del Ciutat se muestra condescendiente y el aplauso acaba contagiando incluso a los mismos que apenas unos minutos antes le estaban acribillando. El futbolista devuelve el aplauso y el graderío acaba cantando ¡Daaaaani, Daaaaani! Hasta cuando la cámara le enfoca en el banquillo hay aplausos. Dentro de lo que cabe, la cosa ha ido mejor de lo que esperaba pero queda un poso incierto de lo que pueda ocurrir en venideras citas con este público que sabe aguantar partidos pesados como el de este lunes y que se atreve incluso a cantar al final del episodio que este año sí se asciende.

Desde luego, para ascender hay que ganar aunque sea como ayer, en un día que empezó muy retorcido. Que caiga Fabrício en su primera carrera molesta y pone el foco en quienes autorizaron su participación, pero que apenas un cuarto de hora después el que se descabalgue sea Álex Muñoz, enciende de alguna manera la luz de emergencia. La descomposición sobre la marcha del Levante no afectó, ni para bien ni para mal. Y ese fue uno de los principales problemas del primer tiempo. Al equipo le sobró algo de pulcritud y le faltó más atrevimiento. Que un rival como el Ferrol, recién ascendido, te supere en porcentaje de posesión es que algo no cuadra. Con Fabrício y Bouldini arriba, con Lozano en el eje por delante de Oriol y con Pablo Martínez y Álvarez en las bandas, al Levante no le salían las ideas. Fallaba en las acciones más absurdas y las prolongaciones de Bouldini se perdían en los dominios facilones visitantes. Lástima que Calleja tardara tiempo en ver las soluciones porque en ese primer tiempo se desaprovechó una buena oportunidad para montar la fiesta.

Sólo conviene destacar el pelotazo que le puso Pablo Martínez a Bouldini para que éste se luciera. Filtrado entre los desajustados centrales ferrolanos, Bouldini no va a tener muchos balones así en lo que falta de temporada que es mucho. Se quedó solo contra Cantero y el golpeo del delantero fue repelido por el meta cuando lo más fácil era haberlo superado. Hasta el rechace que le cayó a Dani Gómez volvió al cuerpo del portero ante la desesperación de todos.

Menos mal que la solución que no vio Calleja durante muchos minutos la descubrió en el descanso. Fuera Pablo y Álvarez, muy desaparecidos tanto el uno como el otro, y más energía por las bandas. Clemente por la derecha y Romero por la izquierda elevaron el nivel levantinista y empezaron a poner en apuros al Racing de Ferrol, que hasta ese momento había sabido navegar con cierta dignidad. El Levante empezaba a calentarse, una marcha más y sólo es cuestión de acertar en alguna. Nadie podía imaginar que el héroe de la noche iba a ser precisamente el más criticado. Dani Gómez se estrenó esta temporada en el partido más extraño de su carrera. Seis meses después vuelve a marcar.

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