Iván Romero supera la reválida

En la temporada 2024-25, el delantero de La Solana se ha erigido como la referencia goleadora y en el atacante de máxima confianza del entrenador. Si bien los ocho goles que ha aportado en lo que va de curso se han rubricado en etapas racheadas, el futbolista complementa su acierto con otras facetas del juego. Un hecho que durante prácticamente la totalidad del curso se plasma en que, salvo en contadas ocasiones y por exigencias particulares del rival que había enfrente, haya sido la prioridad de Julián Calero.

Gracias a su doblete frente al Castellón el pasado domingo, Iván Romero se ha situado en lo más alto del ranking de goleadores granotas. Ha superado así a Morales, que hasta la fecha se halla con siete dianas, y la marca de otros jugadores como Kocho y Brugui, con seis tantos. Para el ariete de Ciudad Real, esos goles normalmente han llegado por partida doble y, además, en el estadio Ciutat de Valencia. Salvo el primer gol de la campaña que materializó en Ipurúa, el resto han sido en Orriols, castigando por dos veces al Deportivo, Málaga y Castellón y anotando el restante frente al Cartagena, para así alcanzar su cifra goleadora actual. De todos ellos, tan solo uno ha sido de penalti, ante los de Castalia.

Del Iván Romero del presente al de hace tan solo un año, parece que se hable de un futbolista completamente distinto. En su estreno con el decano valenciano, tras llegar procedente del Sevilla, equipo que todavía mantiene una serie de sus derechos, un percance en las primeras jornadas le hizo tener una influencia muy discreta. En el tercer partido contra el Burgos, una fuerte entrada le hizo sufrir una lesión grave que afectó a varios ligamentos del tobillo izquierdo en grado tres, que le hizo estar alejado de los terrenos de juego durante un par de meses.

Tras su regreso, nunca terminó de sentirse cómodo y tuvo que recuperar el tiempo perdido para volver a recuperar el tono físico. Sin embargo, las molestias persistieron durante los meses siguientes, por momentos jugó infiltrado y con Javi Calleja al frente del banquillo estuvo por detrás del resto de competidores en un puesto que se rifaban Bouldini, Dani Gómez, Fabrício Santos e incluso Brugui, todos ellos sin rebasar dobles dígitos.

Ese primer año, Iván Romero concluyó con solo un gol anotado, en un partido contra el Racing de Santander, alejado de las expectativas puestas en él tras su fichaje y con un debate potente sobre si era el perfil adecuado para competir en el Levante, así como si su posición idónea era la de referente ofensivo.

Sin embargo, una decisión del futbolista cambió su devenir. Iván Romero decidió parar las últimas semanas de liga con tal de someterse a una pequeña intervención que pusiera fin a esos dolores. Semanas más tarde, mientras sus compañeros ya disfrutaban de las vacaciones, él y Sergio Lozano sacrificaron la mitad de ese tiempo libre para su puesta a punto de cara a 2024-25.

Un trabajo e implicación que, como se está comprobando, ha sido de gran provecho. Con la llegada del nuevo técnico ha superado la reválida que tenía pendiente, para pasar a convertirse en el hombre-gol que ansiaba todo el levantinismo.