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José Luis Morales Nogales (Madrid, 23-7-1987) era la estrella del Levante en los gloriosos años de Primera División. El Comandante alcanzó el punto álgido de su carrera consolidándose como uno de los mejores jugadores de la Liga pero el descenso del club granota ... lo cambió todo. Pese a que prometió quedarse, acabó marchándose al Villarreal para cumplir el sueño de jugar en Europa. Dos años después, ha vuelto a Orriols para devolver al equipo a la élite.
–¿Sienta bien volver a marcar un gol con la camiseta del Levante?
–Sí. Cuando uno marca, y el equipo gana, la semana va más fluida con más alegría, y tienes más ganas de que llegue el siguiente partido, para competir y volver a ganar, y más sabiendo que el siguiente partido es en casa con nuestra gente. Estamos contentos y felices. Hemos tenido un inicio de Liga con equipos complicados, con tres partidos fuera de casa, y el equipo está rindiendo a un muy buen nivel.
–¿Sintió liberación por conseguir ese ansiado primer gol?
–No liberación, pero sí tenía ganas de ayudar. No había gozado ni disfrutado de muchas ocasiones, pero las pocas que tengamos tenemos que aprovecharlas. Tenía ganas de volver a celebrarlo, de disfrutar con mis compañeros, de sonreír, de que mi familia y mis amigos sonrieran, y eso es con lo que me quedo. Al final no es una liberación porque es nuestro trabajo, pero sí la satisfacción de hacer bien las cosas.
–Menudas caras pone Carlos Álvarez en las celebraciones.
–Sí (ríe). La mía porque no se ve, pero era muy similar. Eso es por el buen ambiente que hay en el grupo y las ganas de todos porque hagamos bien las cosas. Desde el primer día hay una unión muy fuerte en el vestuario. Y eso, en los momentos más complicados, hace que lo que no me dé a mí de hacer, por esfuerzo o por llegar tarde, que lo pueda hacer un compañero, y a la inversa.
–Ahora le falta marcar en casa.
–Sí, bueno, al final el siguiente objetivo es el partido del sábado. Intentaremos seguir compitiendo bien, que es fundamental. Con la humildad con la que trabajamos, que es lo que hace que nuestra ilusión vaya creciendo. Más allá de hacer más o menos goles, lo importante es que nuestra gente se sienta identificada con nosotros y que les demos motivos para que vengan cada fin de semana a ayudarnos. Cuantas más cosas hagamos bien, mejor para el equipo.
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Alberto Martínez de la Calle
–Futbolísticamente, ¿es el mismo José Morales de hace años?
–Yo creo que sigue siendo el mismo. Es verdad que con un par de años más, pero sigue teniendo esa ilusión, esa ambición, esas ganas de ayudar, ese hambre y esa ilusión de volver a jugar con el Levante en Primera División. Pero es complicado, hay una liga súper difícil este año, con equipos que han subido de Primera RFEF que son grandes, y equipos que han bajado que mantienen prácticamente todo el bloque. Y es una liga muy competida. Hemos empezado bien, pero nos quedan 38 jornadas. Hasta que no llegue junio, no sabremos lo que nos va a deparar, pero el camino que hemos empezado lo estamos andando con pasitos pequeños y con mucha ilusión.
–¿Se siente más cómodo en banda o como delantero centro?
–El míster nos da mucha libertad para movernos los tres de arriba. Ahora que estamos Brugui, Carlos y yo, en algún momento aunque empiece yo arriba, se puede poner Brugui y yo en la banda. Pero siempre tenemos que respetar las posiciones, porque igual nos acabamos juntando los tres en un sitio y no hay nadie en el otro. Pero me siento muy bien ayudando al equipo y en cualquier posición tenemos que hacerlo bien.
–El mensaje de Julián Calero ha calado en la grada y el vestuario.
–Conocí a Calero de etapas anteriores, sin haber coincidido en el mismo club, al ser los dos de Madrid. Gente que tenemos en común me habían dado buenas palabras sobre él y desde el primer día fue directo y claro, con unas ideas muy fáciles para adquirir y trasladarlas al campo. Cuando tienes un entrenador con ese carácter competitivo, que lo vive con tanta pasión, hace que el mensaje quede muy claro. Si equipo y cuerpo técnico tienen claro a qué jugar, nos irá bien.
–¿Qué papel ha jugado José Danvila en su regreso al club?
–Aunque yo no haya estado en el Levante estos años, desde otra perspectiva sí que he estado. He ido a ver partidos, he intentado ayudar... Han salido ciertas informaciones sobre cómo he ayudado al club, y con José siempre he tenido buena relación. Él era consejero del anterior presidente y al final tienes una relación de cariño. Son muchos días y alegrías, aunque el último año pues fue complicado, es cuando más cerca está la gente y cuando más unión se hace. Le expresé mi deseo de que quería estar aquí. Me dijo que iban a intentar hacer todo lo posible por el Fair Play. Él ha puesto todos los medios y ahora me toca a mí devolver ese esfuerzo que ha hecho.
–Entonces, es usted el que pide volver al Levante.
–Sí, porque al final yo soy del Levante, por mucho que haya gente que no se lo crea o que crea que soy un vendehumos. Yo estoy tranquilo por lo que siento por el club. Hay situaciones que hay gente que no conoce, que yo por ejemplo no haría como han podido hacer otras personas. Este es el club que me lo ha dado todo, que ha hecho que José Morales sea quien es, y al final fui yo el primero que llamé, sí. Dije si hay una posibilidad de volver, quiero estar y ayudar desde dentro para dejar de ayudar desde fuera. Ese contacto fue bueno porque Danvila dijo también que le gustaría que estuviera en el equipo por todo lo que había dado antes, y era cuestión de hablar con la Liga. Tanto el club, como yo con mi agente, hemos hecho lo posible para que la Liga baje ese Fair Play. El Levante dio luz verde y lo hicimos.
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Alberto Martínez de la Calle
–Curiosamente, por primera vez coincide en el Levante con Vicente Iborra.
–Pues mira, hicimos juntos dos pretemporadas. Yo cuando subí del filial, que luego salí, y en Villarreal, que él volvió al Levante. La verdad que, al final, gente que sienta el levantinismo como lo sentimos nosotros, hace que en el vestuario se sienta de la misma manera. Somos dos jugadores que hemos estado aquí muchos años, que queremos al club como si fuera nuestro y que daríamos la vida por estos colores. Tenemos la obligación entre comillas de transmitir todos esos valores de familiaridad, esfuerzo y compromiso para que la gente joven que viene los adquiera. Que esté Iborra con nosotros te da ese punto de jugador experimentado, que ha ganado competiciones europeas, y es un refuerzo más, que al igual que yo, tiene esa ilusión de volver a jugar con su Levante en Primera.
–El otro día en el acto de presentación se le vio muy feliz.
–Soy una persona muy positiva, y suelo quedarme con todo el cariño que uno recibe, porque es lo que te hace feliz. No tuve la suerte la vez anterior de tener una presentación como jugador del Levante, y la del otro día fue muy bonita. Fue una mezcla de sensaciones increíbles, de nerviosismo, de esa primera vez que hace que se te remueva el estómago. Fue un día muy feliz y pudimos disfrutar de lo que es el Levante.
–¿Es de los que presta atención a lo que se dice en las redes?
–Mira, mi salida no fue fácil. Creo que es la primera vez que voy a hablar de esto. Yo he recibido acoso por redes sociales. Sabían dónde estaba, dónde me movía, qué hacía, qué no hacía y, sinceramente, no lo entiendo. No entiendo todo el odio que se puede llegar a manifestar en una red social. Lo puedo entender desde el punto de que no sabes quién es esa persona. Yo creo que si las redes sociales estuvieran controladas con un perfil donde aparezca tu nombre y estés identificado, todo ese odio no saldría hacia delante. Han sido dos años muy difíciles. De hecho, en Twitter, me he cerrado la cuenta. Porque cuando las últimas veces que lo utilizaba era simplemente para mirar qué habían puesto de mí, negativo todo, y llegó un punto en el que dije: 'basta ya'. No necesito este tipo de comentarios y directamente la borré (la aplicación). Un amigo me dijo que seguía teniendo la foto de perfil con la camiseta del Villarreal. Entré y en vez de cambiarla, la eliminé (la cuenta) y se acabó. Uno sabe cuándo está haciendo bien su trabajo, independientemente de lo que puedan pensar otras personas, y tiene la confianza del cuerpo técnico, de sus compañeros y propia, y lo único en lo que se centra es en estar feliz, que su familia esté feliz, y que no sufran por estos comentarios.
–¿Ha cambiado algo entonces desde su regreso al Levante?
–Sigue habiendo los mismos comentarios. No van a desaparecer. Me quedo con el cariño que me da muchísima gente del Levante, con el que me dan mis amigos, mi familia, el cuerpo técnico, mis compañeros y mi club. Sé que comentarios negativos hay, ha habido y habrán. Somos gente que estamos muy expuesta. Cuando más claro tengas el mensaje que quieres que te cale, más fácil lo tendrás para no hacerle caso a lo negativo.
–Imagino que esa experiencia negativa le sirve para ayudar a los más jóvenes.
–Hay que tener mucho cuidado con lo que se sube a las redes sociales. Los veteranos intentamos hacérselo entender a los jóvenes, porque de una manera o de otra, las redes sociales bien utilizadas son buenas, nadie dice lo contrario. Pero hay situaciones que puedes hacerlas y no subirlas. Entonces estamos haciendo un poco ahí de padres y, sobre todo, para que estén centrados en lo que tienen que estar centrados, que es competir al máximo nivel.
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Marc Escribano
–¿Qué se lleva de su paso por el Villarreal?
–Experiencia. Jugar competición europea, jugar contra equipos de talla mundial, como el Borussia Dortmund o el Inter de Milán, aunque sea en pretemporada. Y el conocer otro fútbol, otro equipo y otra gente. Uno muchas veces tiene la inquietud de hasta dónde puede llegar y querer saber qué se siente jugando competición europea. Ojalá hubiese jugado en Europa con el Levante y ojalá se pueda conseguir en un futuro a corto plazo. Pero es algo que ahora no pensamos aquí, pensamos en el día a día y lo que más me llevo es esa experiencia de pelear por objetivos más altos y el seguir creciendo.
–¿Cuánta gasolina le queda?
–Hasta que me den las piernas. El fútbol va y evolucionan tan rápido que uno no sabe cuándo se le va a acabar la gasolina. Pero como tenemos un equipo tan joven, ellos tienen gasolina y hace que la tuya dure más, porque quieres disfrutar con ellos y ayudar. Todo se pega, esa ilusión, esa ambición y esas ganas hacen que un jugador como Iborra, como yo, o como Andrés, como Pablo, que llevan tiempo aquí y tienen su bagaje, si nos ven los jóvenes con ilusión, imagínate cómo están ellos si nos ven apretar y correr. Dirán 'si estos van fuertes, no nos podemos esconder'. En ese equilibrio estamos, en disfrutar cada día, cada partido y cada entrenamiento. Al final somos unos privilegiados. Tenemos un trabajo que es duro, pero venimos por la mañana y tenemos mucho tiempo libre, aunque tengamos que usarlo en descansar. Tenemos una profesión muy bonita. Entonces, cuanto más me aguanten las piernas, mejor.
–Es que ahora las carreras se alargan y no se acaban a los 32 años.
–El fútbol evoluciona y los clubes también. Ahora se controla todo, las cargas, la alimentación, hay mas instrumentos de recuperación, trabajo con fisios... Todo está muy bien preparado para que el jugador tenga su descanso y recupere. Antiguamente no había tanta infraestructura y se veía. Antes las carreras a los 32 o 33 años se acababan, y ahora hay casos de 39 y 40, ya no solo de porteros. Y eso es por todo lo que ha evolucionado el fútbol.
–¿Qué mensaje manda a la afición?
–La afición tiene un papel fundamental en el objetivo que queramos marcarnos. La temporada es muy larga, va a haber momentos buenos y menos buenos, y si conseguimos una unión fuerte, las cosas van a ir mejor. Si cuando fallamos un pase o no somos capaces de enlazar una jugada, que nos animen. Y que pase lo de Cartagena, que estaba la afición, el equipo, todos apretando y haciendo fuerza para sacar el partido. Parece una tontería, pero si desde la grada te dicen: 'venga va', eso te hace sacar más fuerza, y hay que buscar un buen equilibrio para llegar a donde queremos todos, tanto el equipo como la afición.
–Que es... a Primera.
–(Sonríe y asienta con la cabeza).
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