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JESÚS SIGNES
El 'pinball' del Levante
PASO OLÍMPICAMENTE

El 'pinball' del Levante

La victoria ante el Mallorca y el calendario le dan una bola extra a un equipo que rodaba cuesta abajo y sin frenos. De cómo la gaste dependerá el futuro del club y muchos de sus integrantes

Miércoles, 12 de enero 2022, 15:08

Hace ya muchos años, cuando salía pronto del instituto de Benetússer donde estudiaba, me 'perdía' un rato en un bar a mitad de camino de la parada del autobús. En aquel mundo que aún casi ni era analógico, a un par de amigos y a mí nos tenía viciados una máquina de 'pinball'. Invertía el tiempo en el que mis padres aún no me iban a echar de menos y los cinco duros sobrantes del billete de transporte para echar una partida. No recuerdo la temática de aquellos petacos, que así es como conocimos aquellos juegos de toda la vida, pero sí sus características bolas de acero que si rodaban veloces por el centro no había manera de parar.

Esa ha sido la tendencia del Levante desde abril de 2021. Iba cuesta abajo y sin frenos. Cada vez más veloz, sin que hubiese manera de pararlo, accionar el botón y aprisionarlo en el una de las palancas móviles para pensar en cómo impulsarlo hacia una de las rampas de bonus. No fueron capaces Paco López ni Pereira, y Alessio Lisci parecía dilapidar el crédito que siempre se le concede al hombre de la casa, y más si es joven y suena a aire fresco.

A veces, en el pinball tirabas de la mano dura. Golpe a la máquina con la consecuente bronca del dueño del establecimiento, pero desviabas la bola y podías evitar su caída al pozo. Eso lo intentó Pereira, con su pretemporada en El Saler. Exprimió a los futbolistas y se vino a insinuar de manera sutil que con Paco López no se había trabajado lo suficiente la preparación física. Cuentos chinos, como el destino de regreso que ha emprendido esta semana el técnico pacense.

En mi juego de adolescencia, cuando el desastre era inmediato o si acertabas en determinada decoración, te ganabas una bola extra. Si conseguías unos cuantos millones de puntos, lo que obtenías era una partida gratis. En esta caída a los infiernos, al Levante le pasó algo como lo primero en el partido contra el Mallorca. Guerra total por el ridículo de Vila-real y... ¡Clanc! De repente, ¡música y luces de colores! ¡Hay vida! Se han ido muchas oportunidades por el sumidero, pero al equipo de Lisci y al club se le ha planteado otra y, lo más importante, tiempo de reflexión.

Al final va a ser hasta bueno el ridículo de Alcoi. Sin Copa y aplazado el partido contra el Atlético por obra y gracia de la Supercopa en Arabia -oye igual esto es por aquel clínic a Fahad y no lo sabemos-, el Levante no juega hasta el 22 de enero. Semana y media para aguantar el botón accionado, tomarse una pausa, preparar bien el siguiente golpe y pelear por los puntos necesarios para ganarse la partida gratis. Mientras tanto, los contrincantes directos no tendrán tanto tiempo de reflexión.

El Cádiz, precisamente el próximo rival en el Ciutat, juega Copa el sábado y recibirá al Espanyol cuatro días antes de venir a Orriols. Ya avisó Álvaro Cervera que no se le había perdido nada en el torneo del K.O. y lo mismo debe pensar su sucesor, Sergio González. También el Elche deberá afrontar tres encuentros en el tiempo en el que el Levante disputará uno por los dos que tienen programados Alavés, Mallorca y Getafe.

Pero ahora esa ventaja hay que aprovecharla. En el césped y en los despachos. El partido contra el Mallorca aplacó los ánimos de la grada y fue un chute anímico para la plantilla. Eso sin duda, pero también hay que ver que el equipo cometió los errores que le han llevado al pozo y que la diferencia es que esta vez salió cara. El acierto de Aitor evitó el desastre tras otro penalti absurdo. El VAR salió al rescate ante un nuevo fallo en el centro del campo, descontrolado durante muchos minutos. Y con esas concesiones, siendo de largo el equipo más goleado de la Liga (41 por 34 del Cádiz y 32 del Valencia), no hay milagro que valga.

Alessio Lisci juega sus bazas a pecho descubierto. Aunque como todos se marca sus faroles, disfruta hablando de fútbol, hasta en las ruedas de prensa. Él mismo reconoce que hay cosas que mejorar, un equilibrio que darle al equipo. Por cierto, para eso ha pensado en Pepelu, que sigue sin renovar y ya veremos si al Levante no se le ha pegado el arroz. Volviendo al italiano, él es consciente de que queda mucho trabajo por hacer y por eso apenas ha dado concesiones a la plantilla: a entrenar seis días como en un semana normal.

Sabe de sobra que esta bola extra ya no se puede desperdiciar. Cuando la impulse el 22 de enero ante el nuevo Cádiz de Sergio González, la batalla por la supervivencia estará lanzada definitivamente. En los despachos, tienen la oportunidad de darle un 'golpecito' a la máquina hasta el 31 de enero... que Ángel Torres ya le va a atizar a la suya con un buen puñado de fichajes. El Levante necesita muchos puntos para ganarse una nueva partida en Primera tras el próximo verano. Y que nadie lo olvide, de lo que ocurra en las próximas semanas de dependerá el futuro del Levante y el de muchos de los integrantes del club: Lisci, futbolistas, consejo, Quico Catalán, que prometió que se someterá a un examen cuyas preguntas aún alguien (puede que él mismo) debe redactar.

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