Catorce años sin verse las caras habían estado Castellón y Levante. Había mucha expectación por recuperar este derbi autonómico, que más allá de la rivalidad ... deportiva, tiene detrás una hermandad entre aficiones que se demostró en las gradas de Castalia. Buen rollo, desplazamiento masivo de granotas aprovechando la escasa distancia y el buen horario, y sobre todo, gran nivel de fútbol.
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Este renovado y moderno Castellón poco tiene que ver con los equipos correosos y duros del pasado. Es una escuadra moderna, comandada por el propietario canadiense Haralbos Voulgaris, que ha llevado a cabo su particular 'modo carrera' del videojuego FIFA en la vida real. Se hizo con el club y lo cambió de arriba a abajo. Filosofía nueva y entrenador exportado de tierras neerlandesas: Dick Schreuder. Planteamiento agresivo, atrevido y propositivo. Un esquema 3-4-1-2 casi indescifrable, con constantes permutas y movimientos de jugadores. El portero, Gonzalo Crettaz, como un líbero más jugando casi en la línea del centro del campo. Presión altísima y hombre a hombre. Fútbol total. El Ajax de Castellón. El PSV Orellut. Así lo bautizan algunos ya.
El Levante de Julián Calero, no obstante, sabía a lo que se enfrentaba, y llegó con las ideas muy claras. Había que ser fiel a la propuesta habitual y se iba a jugar como siempre, 4-1-4-1, replegados y esperando el error del Castellón para correr y transitar en los grandes espacios que deja el equipo albinegro a sus espaldas. Porque quien no arriesga, no gana. El ritmo del encuentro fue frenético desde el primer minuto, con la grada local enchufadísima y la presencia de casi un millar de granotas por todo Castalia.
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Pero no pudo ser. La pólvora mojada del Levante pasó factura y la derrota, pese a tener múltiples ocasiones, desesperó a los desplazados. Todo empezó en el minuto cinco, cuando llegó la primera acción destacable, cuando en un ataque por el costado izquierdo del Castellón, el árbitro señaló mano dentro del área de Andrés García. Las protestas del levantinismo evidenciaron que ese brazo estaba pegado al cuerpo y no ocupaba un espacio, por lo que tras la revisión del VAR, el colegiado anuló el penalti que había señalado.
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Se salvó inicialmente el Levante, que pese a ello tuvo que seguir aguantando los constantes envites de un valiente Castellón que no bajaba el ritmo y seguía pisando el acelerador. Balones constantes al espacio a la carrera de sus balas, mucha carga de jugadores en el área y la defensa muy adelantada para realizar esa clásica presión tras pérdida de la escuela holandesa para recuperar cuanto antes la posesión.
El Levante supo, en algunos momentos, esquivar esta telaraña castellonense y encontrar a sus hombres de ataque en transiciones, como una ocasión que tuvo José Luis Morales antes de la media hora de encuentro, cuando encaró en un mano a mano a Crettaz, pero tomó la decisión de picar el balón con una vaselina que no llegó a bajar lo suficiente para entrar. Se fue alta y el Comandante desperdició la primera clarísima para los granotas.
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Poco después llegó un remate de cabeza del Castellón que se estrelló en el larguero, en uno de esos centros laterales tan peligrosos que genera el equipo de Schreuder. Entre la acción del no-penalti y este travesaño, el Levante respiró aliviado al ver como las dos más claras de los locales no habían terminado transformándose en gol. Y es que se esperaba un partido repleto de goles, pero la contienda se marchó al descanso con el marcador inicial intacto.
Parte de ello fue por la rapidez de Crettaz, que en su rol de portero escoba, supo cortar a tiempo un balón al espacio dirigido a Iván Romero, que no pudo rodearle a tiempo y desperdició otra clarísima. De hecho, el delantero granota tuvo otro mano a mano ante el meta orellut y no pudo resolver, aunque esta vez estuvo muy atosigado por la defensa local, su remate se marchó cruzado sin ir entre los tres palos.
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Tras la reanudación y sin cambios, el Levante volvió a ver cómo tenía la pólvora mojada con un disparo desviado de Giorgi Kochorashvili —que volvió a Castalia, donde estuvo cedido y le adoran— tras otro contragolpe mal conducido. Los fallos se pagan y el Castellón acabó respondiendo con otra transición de las suyas, en la que Raúl Sánchez, estrella del encuentro, definió picándola ligeramente ante la salida de Andrés Fernández, que poco pudo hacer al respecto, aunque luego salvó un mano a mano ante el mismo rival.
El gol provocó la entrada de Fabrício por Romero, que no estuvo nada bien en Castalia. El brasileño tuvo otra ocasión cercano al minuto 70 pero llegó muy forzado ante la salida de Crettaz, impactando su remate con el cuerpo del guardameta. Un fallo en la confiada salida de balón del Castellón presentó otra clara, en la que Morales cedió atrás para la entrada de Fabri, pero una aparición estelar de Jiménez, que la sacó bajo palos, evitó el tanto granota. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, y el Levante desperdició múltiples ocasiones.
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El Castellón, en cambio, sentenció con el segundo tanto de la tarde de un estelar Raúl Sánchez, que culminó una combinación rápida por el centro entre líneas, casi indetectable para el Levante. Con el 2-0 y los brazos casi bajados, entraron Carlos Espí, Sergio Lozano y Óscar Clemente, que curiosamente se colocó, por las bajas, de lateral izquierdo. Tropiezo merecido del Levante, que suma su segunda derrota consecutiva tras la del Racing y el tercer encuentro seguido sin marcar gol. Algo falla y es evidente que la pólvora granota se ha mojado. Hay que secarla.
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