Más allá de los problemas económicos del Levante en los dos últimos ejercicios, en los que ha sumado unas pérdidas superiores a los 45 millones de euros, hay dos proyectos urbanísticos que siguen su curso. El club azulgrana, pese a las tensiones de tesorería y la caída de los ingresos, cuenta con dos vías de financiación destinadas a las obras pendientes: la segunda fase de la reforma del Ciutat de València y la construcción de la ciudad deportiva de Nazaret. De esta forma, la entidad granota ve viable su ejecución aunque no se lograse el ascenso a Primera División en la presente temporada.
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Tanto el proyecto de Nazaret como el del Ciutat continúan pendientes de los últimos permisos de las administraciones públicas para poder ponerse en marcha. Por lo que respecta a la ciudad deportiva, falta el visto bueno del Consejo de Ministros y la aprobación final de la Autoridad Portuaria de Valencia. En el caso de la reforma del estadio, la Conselleria de Política Territorial debe dar su autorización a la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana. El Levante, tal y como recoge en su memoria anual, prevé comenzar las dos obras en cuanto obtenga las correspondientes licencias.
No lograr el ascenso a Primera esta misma temporada obligaría al club a llevar a cabo una remodelación interna. Este curso, al incluir en su presupuesto una ayuda por el descenso de 18,9 millones y una previsión de venta de futbolistas por valor de 13,64 millones, el Levante ha podido conservar la misma estructura que tenía en la máxima categoría. Sin embargo, el consejo de administración ha asumido que, si el equipo no sube de forma inmediata, deberá reducir sensiblemente sus gastos de personal de cara a la próxima campaña.
En cambio, las obras del Ciutat y de Nazaret son independientes del resultado deportivo de la actual temporada. Es decir, el Levante considera que, aunque no se volviese a Primera inmediatamente, estaría en condiciones económicas de ejecutar los proyectos urbanísticos cuando reciba las licencias. En tales circunstancias, el consejo debería tomar una decisión, aunque en principio no se verían afectados.
Y es que el Levante cuenta con dos vías de financiación para infraestructuras. Por un lado, el préstamo de 60 millones concedido por Edmond de Rothschild en agosto de 2020. Por otro, la inyección económica procedente del acuerdo entre la Liga y el fondo de inversión CVC.
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De los 69,87 millones que le corresponden por CVC, el Levante ya ha consumido el 15% que va destinado a inscripción de futbolistas y el 15% reservado para deuda financiera. Por lo que respecta al 70% restante, que debe dedicarse a inversiones en infraestructura, desarrollo internacional y tecnología, el club ha percibido 13,97 millones, que han sido justificados con la primera fase de la reforma del Ciutat. Y todavía dispone de 34,94 millones. Una cantidad que cubriría completamente tanto las obras del estadio como las de la ciudad deportiva.
Al mismo tiempo, el Levante prevé que el efecto que genera CVC en el balance de cuentas permita que, en los próximos ejercicios, aumente el patrimonio neto. Ha disminuido drásticamente. El año pasado, cayó desde 41,81 a 11,84 millones. Y a fecha de 30 de junio de 2022 ha bajado a 3,19.
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Alberto Martínez de la Calle
En su presupuesto, el Levante ha contemplado el ingreso de 11,96 millones por ventas de jugadores. Una cantidad a la que hay que descontar cerca de 8,5 por las operaciones zanjadas a partir del pasado 1 de julio. Y es que se computan en el actual ejercicio. El Levante traspasó a cinco futbolistas: Bardhi (tres millones más variables), Roger (dos millones más uno en variables), Melero (1,6 millones más 400.000 euros en variables), Malsa (un millón), Aitor (variables) y Omar Faraj (500.000 euros). Además, el club se llevó unos pellizcos por el acuerdo entre el Tenerife y el Nashville estadounidense por Shaq Moore y por los derechos de formación sobre Edgar Sevikyan. De esta forma, para cumplir el presupuesto, la entidad de Orriols tiene de plazo hasta el 30 de junio para embolsarse tres millones aproximadamente.
El Levante sostiene que ha presentado un presupuesto equilibrado y conservador. Y confía en, después de dos años de desplome económico y deportivo, retomar el camino que le llevó al éxito. El club prevé que el mercado futbolístico se acerque a la normalidad el próximo verano. La caída en los traspasos producida a causa de la pandemia ha pasado factura al club azulgrana, cuyas ventas han estado muy lejos de sus necesidades económicas.
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