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Quico Catalán quemó este martes el último cartucho es busca del milagro de la permanencia. Tras una reunión de urgencia con el consejo de administración, el presidente del Levante trató de calmar las aguas haciendo un desesperado llamamiento a la unidad y anunciando que pondré su cargo a disposición a final de curso. Se echó en falta que concretara los mecanismos que empleará. El dirigente, cuyo mandato concluye en diciembre de 2023, atraviesa su momento más delicado desde que tomó las riendas de la entidad. A la crisis deportiva y los apuros económicos se une un distanciamiento social que quedó patente el lunes por la noche en Orriols. En un clima de crispación por los nueves meses sin ganar en Liga y la escandalosa derrota sufrida en Vila-real, cerca de 50 aficionados mostraron su indignación ante los capitanes y el entrenador, Alessio Lisci. La tensión fue máxima.
Catalán compareció este martes por la tarde para comunicar una decisión con la que aspira a aplacar las discrepancias. Al menos, hasta final de temporada. Este martes trasladó al consejo y a la Fundación Cent Anys, que posee el 62 por ciento de las acciones del club, la decisión de someterse a un referéndum cuando acabe la Liga.
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«No estoy dispuesto a tirar la toalla pero sí que entiendo necesario que pase lo que pase a final de temporada, cuando termine, este presidente se someta a un examen, se someta a lo que entienda el levantinismo sobre si es el mejor presidente para gestionar este proyecto o no lo es. No podemos obviar una realidad y es que yo soy el máximo responsable de este club y nos hemos equivocado. O mejor dicho, me he equivocado. Pido disculpas públicamente por los errores que hemos podido cometer. O que he podido cometer. Si de algo me puedo sentir muy orgulloso es de un consejo que siempre ha estado al lado, que ha sido independiente. Todos hemos intentado construir el mejor Levante», explicó Catalán. Sin embargo, ni concretó los fallos que ha cometido ni la fórmula que se utilizará para el plebiscito. Evitó aclarar si se convocará una junta general extraordinaria o se pulsará la opinión de los abonados. Tal y como se comprobó hace tres semanas, la Fundación aprueba con absoluta mayoría la gestión del presidente.
«A final de temporada pondré mi cargo a disposición del máximo accionista y del levantinismo», insistió. ¿Pero cómo? «No lo sé, se procederá de la forma que se tenga que proceder para que el presidente y el consejo sean examinado. Aun dándose una votación, puede que no me sienta respaldado. No busquemos ahora la forma. Quedémonos con el fondo. Me he examinado muchas veces en la junta y me examinaré una vez más. No tengo ningún apego a ningún cargo. No me puedo ir hoy ni mañana por responsabilidad. Sí me puedo ir a final de temporada, pero lo haré aprobando o suspendiendo. Quiero saber si el levantinismo siente respaldo hacia este proyecto. Quiero examinarme y sacar matrícula de honor. Y en estos momentos eso es intentar conseguir la permanencia en Primera División», advirtió.
Y pidió paciencia: «El sentir del presidente del Levante no es perpetuarse en un sillón. Seguiré si siento el cariño y el respaldo de la gente. Si no, me iré a mi casa. Ha habido muchos momentos en que he estado a punto de tomar esa decisión. Si no me he ido ya es por responsabilidad. Este club lleva 12 años trabajando de una forma. Le hago un flaco favor si me voy y dejo al club en la situación en que está ahora mismo. Que a nadie le preocupe cómo será ese examen».
Con este movimiento, Catalán tiene un objetivo claro: «Lo hago para que la gente vea que las cosas se pueden acabar antes de tiempo y que nadie es indispensable. Es una forma de romper con esta autodestrucción del club. Entiendo el dolor y la impotencia del aficionado. Pero tenemos que pelear. Yo no busco nada personal para mí. Es un gesto que hago para desviar la atención pero sobre todo para hacer un llamamiento al levantinismo. Para que nuestros actores principales sientan el respaldo de nuestra gente. Son los nuestros. No seamos tan torpes de destruir lo nuestro».
El presidente, en el ojo del huracán, busca rebajar las críticas: «Es el momento de pedir el respaldo para seguir en la pelea. Nuestros jugadores, que no están pasando por su mejor momento, nos necesitan, Aunque son profesionales nos necesitan. Somos conscientes de la dificultad y estoy convencido de que lo vamos a conseguir, pero para eso es necesaria la unidad de todos y que encontremos la estabilidad». Transmitió fe: «Estoy convencido de que entre este sábado y el partido contra el Cádiz damos un vuelco a la situación. Si vamos juntos, el Levante va a conseguir el objetivo».
Catalán transmitió su «respaldo máximo» a los jugadores y a Alessio Lisci. Su intención es que el técnico italiano siga, al menos, hasta final de temporada: «Nuestra idea no pasa por otra cosa que por esa». Pese a la falta de una dirección deportiva, el club tratará de fortalecer el equipo este mes: «Estamos trabajando codo con codo con el entrenador, sabemos lo que opina. El mercado es el que es. No vamos a fichar por fichar. Vamos a intentar reforzar la plantilla en la medida en que podamos». El preparador romano tendrá un rol clave: «Nunca se ha traído un jugador sin el visto bueno del entrenador. Y ahora igual. La última opinión la va a tener el entrenador, como siempre».
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