El Ciutat decidirá. Fiesta o funeral de sábado noche. El Levante lo fía todo a su estadio: el presente deportivo y el futuro societario. Este ascenso es oro puro en lo económico. Para el club granota y también para el Alavés. Y eso se notó en el primer asalto en Mendizorroza. Si estos 95 minutos hubieran sido decisivos habría sido a los puntos. Javi Calleja planteó una batalla táctica: sin renunciar al ataque pero sin conceder, guareciendo la portería de Femenías, que se ha consolidado bajo los palos pese a la recuperación de Cárdenas.
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A estas alturas y 45 partidos después hay pocos secretos. En lo táctico, ni Alavés ni Levante tienen nada que esconderse. Sólo uno de los dos técnicos tienen un as, que ya no está bajo ninguna manga: es Calleja quien goza de cierta ventaja por aquel gol de Wesley contra el Oviedo en el último instante de la última jornada. Al Levante le faltó un gol contra Ibiza o Mirandés para estar ya en Primera, pero aquel tanto del brasileño puede servir también para cumplir el objetivo.
Conforme pasen los minutos y, si no se deshace el empate, haber quedado terceros adquirirá más importancia. Calleja, sin embargo, le ha concedido relevancia desde el primer instante. Reconstruyó al Levante a base de porterías a cero y, a estas alturas, sabe que este es uno de los grandes argumentos de su equipo. Con una defensa que muchas veces ha generado dudas, sí, pero que durante la temporada ha convertido en casi cotidiano eso de poner el cerrojo.
Salvo los primeros minutos de locura en Albacete, el Levante ha desempolvado esa virtud en el play-off. Apenas concede ocasiones y, cuando lo hace, futbolistas como Postigo sacan a relucir su experiencia para evitar remates como el de Villalibre al final del partido, que ya se relamía. Si sigue corriendo el reloj sin romper el cerrojo, al Alavés se le hará tarde: tras una hipotética prórroga en el Ciutat no habría penaltis y subiría el Levante. Y eso Luis García lo sabe y por eso se desesperaba en los instantes finales en Vitoria. «Sabíamos que debemos ganar, en 90 y en 180 minutos», decía el técnico.
Para Mendizorroza la suerte está echada. Sus operarios apagaron anoche las luces y cerraron las puertas sin saber si el curso que viene abrirán el estadio para recibir al Real Madrid o, quizás, al Castilla (mejor al Eldense, ¿no?). En el Ciutat todo será diferente. El Levante estuvo anoche cómodo porque jugaba de visitante y se entendía a la perfección que especulase.
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La tensión será mayor y, del mismo modo que el equipo plasmó su madurez en Mendizorroza, el Ciutat debe mostrar la suya el próximo sábado. Ya da igual que el juego del Levante sea bonito, lo que importa es que sea eficiente. Y Javi Calleja apostó por una clara mejora de la intensidad defensiva, jugando las líneas y apuntalando su zaga cuando el Alavés apostó al final por meter balones al área. A cambio faltó cierta contundencia ofensiva, a pesar de lo cual se gozaron de ocasiones para haber ganado.
Sin ir más lejos, Montiel, que soltó dos latigazos desde la media distancia que, en ambas ocasiones, se toparon con el buen hacer del valenciano Sivera. Uno al inicio de cada tiempo. Quizás fueron las acciones más peligrosas a favor del Levante en todo el partido. Por lo menos, durante los 70 minutos en los que el Alavés no quiso que se rompiera. En ese tiempo se vio a un Levante muy cómodo, dándole circulación al balón e invitando al rival a presionar, por si en una de esas se descosía y podía darle un zarpazo. Pero Luis García tiene todo estudiado y no permitió las alegrías de Brugué y De Frutos que aniquilaron al Albacete.
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El último cuarto de hora sí. Quizás el técnico milagro de aquel Levante de 2010 quiso juguetear con la ruleta rusa. Por si toca apelar a ella el sábado por la noche en el Ciutat. Sin conceder demasiado atrás se lanzó al ataque dejando algún espacio. Además, Calleja puso dos delanteros puros –Wesley y Soldado–, que pusieron en aprietos a la defensa del Alavés. Entre ambos bajaron muchos balones y De Frutos estuvo más suelo. El segoviano tuvo la mejor, desde la frontal tras dejársela el delantero valenciano. Y el brasileño se plantó ante Sivera, pero esa punta de velocidad que tanto le falta, quizás fruto de las lesiones, permitió a los zagueros recuperar y cerrarle el ángulo lo suficiente para que el guardameta pudiera repeler su disparo.
¿Combate nulo? No. ¿Conservadurismo? Quizás en algunos compases del partido. Se sabía que esto iba a estar igualado hasta el final. Este play-off debía plantearse como cuatro batallas en las que el Levante no puede permitirse desconexiones letales como esas de las que sí ha abusado en Liga. El equipo está un pasito más cerca de Primera. Queda otro. El definitivo.
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FICHA TÉCNICA:
Alavés: Sivera, Abqar, Sedlar (Laguardia, 78'), Duarte, Benavídez, Toni Moya, Rioja, Guridi (Róber, 69'), Abde (Alkain, 69') y Sylla (Villalibre, 58').
Levante: Femenías, Pubill (Son, 53'), Rober Pier, Postigo, Álex Muñoz (Saracchi, 74'), De Frutos, Pepelu, Iborra, Montiel (Soldado, 77'), Brugué (Vezo, 73') y Bouldini (Wesley, 73').
Árbitro: García Verdura (Comité Catalán). Amonestó a Sylla, Abqar y Villalibre por parte del Alavés, así como al granota Postigo.
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