El verano de 2008 marcó la carrera deportiva de Álvaro del Moral. «Estaba viviendo algo precioso, ya que tenía la oportunidad de jugar a nivel profesional. Pero de manera simultánea no sabíamos lo que iba suceder con el club, qué iba a suceder con la propiedad del club. Hubo una incertidumbre muy grande. Recuerdo aquella pretemporada de Oliva, que fue muy dura. En pleno agosto estábamos sólo seis jugadores. Iborra, Héctor Rodas, Tena, Cerra, Rubén Suárez y yo. Yo vine con Luis García, porque lo tuve justo la temporada anterior en el Benidorm y nos habíamos quedado a las puertas de ascender. La plantilla se confeccionó en el último tramo del mercado, pero hicimos una temporada súper bonita», recuerda el exfutbolista madrileño. Ahora vive una nueva etapa en la entidad granota y, precisamente, utiliza como referente a ese técnico que apostó por su fichaje hace casi 12 años. Se encuentra en pleno crecimiento como entrenador y dirige el Infantil A de la escuela azulgrana. Tras colgar las botas, se centra en su futuro en los banquillos.
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"Empecé hace dos años como primer entrenador, pero esta es mi cuarta temporada en el fútbol base del Levante. En 2016 vuelvo a la Comunitat para vivir mis últimos años como futbolista y con la intención de empezar a entrenar. Me surge la posibilidad de entrar en la escuela del Levante como ayudante de cuerpo técnico y entonces ficho por el Buñol, que estaba en Tercera. Juego dos años en el Buñol, hasta que tengo una lesión de tibia y decido dejarlo por salud. Y ahí es cuando tengo la posibilidad de empezar como primer entrenador", explica Del Moral.
El madrileño, quien vistió la camiseta del Levante entre 2008 y 2010, dirige el Infantil Autonómico. "Esto es un club exigente. El fútbol base está creciendo mucho y cada año se invierten más recursos. Departamento de metodología, de psicología... Te enriquece mucho. Si quieres entrenar en el fútbol base, cualquiera querría entrar en este club. Es un sitio donde se puede crecer y hay muy buen ambiente de trabajo", destaca Del Moral, de 35 años.
También se ha incorporado al área internacional de la escuela del Levante, en la que se lleva a cabo cursos de tecnificación dirigidos a niños procedentes de diferentes países. Su soltura con el inglés le ayuda, ya que en 2013 y 2014 compitió en Suecia y Austria y aprovechó para aumentar sus conocimientos sobre el idioma.
"Soy de Madrid, pero ya me he afincado aquí. Me casé en Valencia. El Levante fue el club que me dio la oportunidad de jugar a nivel profesional. Como jugador, los momentos más bonitos los he vivido aquí. Me unen muchos vínculos al club, como excompañeros y gente que todavía continúa. No había otro sitio mejor. Cuando tuve la posibilidad no me lo pensé", subraya. Durante su segunda temporada como futbolista granota tuvo escasa participación, pero vibró con el ascenso a Primera División.
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Ahora aplica la experiencia que acumuló como jugador azulgrana: "Cuando entra Quico Catalán –presidente del club–, se empieza a marcar un camino. Recuerdo su entrada en el vestuario para hablar con los jugadores. Transmitió confianza, una imagen muy joven y ganas de trabajar. Y la temporada 2009-10 ya fue bestial. Vinieron jugadores de mucho nivel y el grupo que había era la leche. El grupo estuvo por encima de todo. Éramos una piña. Todos trabajábamos como el que más. Como técnico, hay que intentar que los niños entiendan que, aunque uno juega más, el que está jugando menos le está apretando. Es un año que me enseñó mucho. También para entender la filosofía del club. Tengo interiorizados los valores del Levante".
Del Moral, quien militó en el Atlético de Madrid desde intantil hasta el filial, estudió la carrera de Dirección de Empresas: "El Levante hace esfuerzos grandes para que lo académico esté ligado a lo deportivo, porque a la élite llega un porcentaje súper pequeño. Los niños tienen que estudiar. Formas parte del proceso de formación a nivel deportivo y personal y es una responsabilidad".
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Desde que comenzó su aventura como técnico, Del Moral ha coincidido con futbolistas reconocidos: "Juanfran hizo prácticas. Postigo y Montañés estuvieron con nosotros en infantil. Venían un día a la semana. Muy buena gente. Ahora está viniendo Morales. Le vemos por las tardes". El madrileño confía en crecer en los banquillos: "Tengo claro que quiero apostar. Le dedico mucho tiempo a formarme, a planificar las tareas, a intentar mejorar... Otra cosa es por dónde te va llevando el camino". Aspira a seguir ligado a la escuela del Levante cuando se inaugure la nueva ciudad deportiva, cuya construcción arrancará este año: "Ojalá esté en Nazaret. Me encantaría continuar. Qué mejor que estar en un sitio con el que te identificas. Es un auténtico lujo. A nivel de imagen va a ser bestial".
Y avisa: "No nos sentimos más pequeños que el fútbol base del Valencia en líneas generales. Cada vez estamos haciendo mejor las cosas y esa brecha ya se ha reducido mucho. Y tener una ciudad deportiva así va a facilitar que haya jugadores que quieran estar en el Levante".
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