Las lluvias llegan en el «momento perfecto» para los campos de la Marina Alta

Las esperadas lluvias por fin han llegado a los campos de la Marina Alta. Unas precipitaciones que, tras meses de sequía, llegan en el «momento perfecto» para los campos de la comarca. Así lo ha asegurado Tere Alemany, técnico de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de la provincia de Alicante.

Las precipitaciones se han concentrado en la franja litoral de Xàbia y Dénia, con registros que este lunes han rondado los 100 litros por metro cuadrado. Aunque las nubes también han descargado en el interior, con más de 57 litros en Ràfol d'Almúnia o casi medio centenar en puntos como la Vall d'Ebo, la Vall de Laguar o l'Atzúbia.

Se trata de un agua provechosa, ha remarcado Alemany. El hecho de que haya caído de forma “constante, con 'seny', sin trombas fuertes y no sólo en la costa sino también en los puntos donde hace falta” va a resultar muy beneficioso para los terrenos agrícolas.

Estas lluvias se van a beneficiar a los almendros, que ya han acabado la floración, pero también a vides y olivos. Y lo mismo ocurre con los cerezos, que van cara a la floración, un proceso que comenzará en pocos días.

Después de tanto tiempo sin agua, este tipo de precipitaciones es lo que les hacía falta para que los árboles cobren vigor. “Ahora es cuando empiezan a tirar del carro”, ha recalcado.

Sin embargo, los agricultores con cerezos tienen una alegría contenida. Ahora les toca seguir la evolución de la climatología, ya que un exceso de días lluviosos o con humedad puede dar al traste con sus esperanzas. Les interesa que pronto retorne un ambiente más seco para que las abejas hagan su magia y polinicen las flores que pronto teñirán de blanco y rosa los valles del interior de la Marina Alta.

En caso de que la humedad persista demasiado, también puede provocar otro efecto poco deseado, el exceso de hongos, ha recordado la técnico de Asaja que controla esta comarca.

Por todo ello, los agricultores de la Vall de Gallinera, la Vall de Laguar, la Vall d'Alcalà y la Vall d'Ebo van a estar especialmente atentos. Si no se detecta un exceso de humedad podrán respirar más tranquilos. De lo contrario, si no va bien la floración y la polinización, sería la cuarta campaña mala consecutiva.

En mayo del pasado año, las lluvias y la niebla echaron a perder la cosecha. El resultado fue “catastrófico”, según definió entonces el presidente de la Cooperativa de Cerezas Montaña de Alicante, con sede en Al Patró, en la Vall de Gallinera. Las pérdidas de esa campaña se cifraron en 1,6 millones de euros. Una cantidad que había que añadir a los dos varapalos anteriores.

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