Reconstruir el pasado piedra a piedra

Como la mayoría de estas construcciones, la de Parcent había quedado en el olvido. La naturaleza había seguido su camino y recuperado lo que era suyo, enterrando el foso. «Las hierbas habían empezado a derrumbar parte del muro», explica el alcalde, Joan Ripoll. De hecho, de la cúpula que cubría el pozo no queda ni rastro hoy en día, tan sólo restos en el fondo.

Tras comprobar el estado de la nevera, el ejecutivo decidió solicitar una ayuda para iniciar la rehabilitación. Consiguieron una subvención de la Conselleria de Patrimonio y se pusieron manos a la obra, «el objetivo era consolidar el muro«. Para ello se ha contado con un equipo de cinco personas.

La tarea no era fácil, ya que la edificación se encuentra a unos 780 metros de altura, a escasos 200 metros de la cima. No hay carreteras, ni caminos de tamaño considerable, por lo que para subir hasta allí el material necesario para llevar a cabo la actuación se requirió la ayuda del helicóptero del Consorcio Provincial de Bomberos. Tras quitar toda mala hierba y dejar limpio el interior del pozo, los operarios se dedicaron a recomponer las partes derruidas y dañadas.

Además de la consolidación del muro, el ayuntamiento también ha construido una valla de madera para evitar caídas, instalación financiada por el propio ejecutivo.

Pero la limpieza y reconstrucción del pozo sólo ha sido un pequeño paso del proyecto que busca poner en valor este espacio histórico. De hecho también se descubrieron cerca de allí los restos de una caseta.

La intención municipal es rehabilitarla, al igual que la cúpula de la nevera, aunque matiza el alcalde que no se tienen todavía datos sobre cómo era esa parte de la construcción, «estamos buscando documentación que nos arroje luz sobre ello».

Ripoll también baraja la posibilidad de, en un futuro no muy lejano, recuperar la senda por donde transitaban los animales para transportar los víveres hasta la nevera.