R. González
Dénia
Sábado, 6 de julio 2024, 00:42
El rorcual común, el segundo animal más grande del planeta, después de la ballena azul, se suele dejar ver en aguas de Dénia y Xàbia durante sus rutas migratorias desde el mar de Liguria en dirección al estrecho de Gibraltar. En ese camino hacia el sur, aprovecha para acercarse a la costa de ese tramo del litoral de la Marina Alta. Cada año se suelen avistar alrededor de un centenar y en lo que va de temporada llevan unos 60, según comenta Toni Martínez, responsable del servicio de guardacostas de la reserva marina del Cap de Sant Antoni,
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Las cifras que barajan son de avistamientos validados, es decir, que llevan aparejados los datos del día, la hora, la zona y el rumbo de los cetáceos. Si no cuentan con toda la información requerida, no se contabilizan. De manera que, según Martínez, los números oficiales «son menos de la mitad» de los ejemplares que realmente pasan por la zona.
Normalmente estos ejemplares se suelen empezar a ver en mayo, aunque este año comenzaron a avistarse en abril. Junio es el mes en el que más se dejan ver estos enormes cetáceos nadando cerca del Cap de Sant Antoni, al igual que en los primeros días de julio. De hecho, hasta la semana pasada se llegaban a detectar un par de forma diaria. Después de esa fecha y hasta septiembre, esa frecuencia se va reduciendo.
Para Martínez, Dénia es un lugar privilegiado. «¿En qué lugar de la costa, estando sentado en la terraza de un restaurante comiendo paella, puedes ver ballenas saltando? Aquí», recalca.
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Para hacer un mejor seguimiento, en 2021 se puso en marcha el proyecto CaboRocual. Este año, la Associació Eucrante, junto al Ayuntamiento de Dénia y el Campus de Gandia de la UPV, llevan a cabo el programa de voluntariado para avistamiento de cetáceos. Inicialmente estaba previsto desde el 3 de junio hasta el 15 de julio, pero ante la buena acogida se va prolongar algo más. En esta campaña se han inscrito 155 voluntarios para realizar esas tareas de observación, detalla el responsable del servicio de guardacostas.
A ellos hay que sumarles miembros de la ONG Edmaktub, Eucrante y la UPV, que además de observar el paso de rorcuales, también han marcado algún ejemplar. Uno de ellos, al monitorizar su migración, comprobaron que a finales de junio estaba en aguas portuguesas, por Lisboa, y seguía su ruta hacia el norte.
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Pero los rorcuales no son los únicos animales a los que les gusta el litoral de Dénia. Cada vez se empiezan a ver más caballitos de mar en las aguas de la reserva marina, en los puntos donde se encuentran las praderas de posidonia o la Caulerpa prolifera. «Desaparecieron de la zona y han vuelto desde hace cuatro años, y cada vez se ven más», asegura Toni Martínez. Para el responsable del servicio de guardacostas la protección que se está llevando a cabo en la zona está funcionando. Hay mucha vida submarina en la reserva.
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