Nicolás Van Looy
Altea
Lunes, 28 de marzo 2022, 10:49
Casi dos semanas de lluvia ininterrumpida vivieron el pasado fin de semana, especialmente en la jornada del sábado, su momento de mayor tensión en Altea cuando, al fuerte aguacero que cayó sobre la localidad durante todo el día, con cerca de 100 litros por metro cuadrado en algunos puntos del municipio, se unió la apertura parcial de uno de los dos aliviaderos del pantano de Guadalest, provocando una importante crecida en el río Algar que se hizo muy evidente en su zona más baja y en la desembocadura de Garganes.
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Por fortuna, la situación no llegó a descontrolarse por completo, aunque faltó poco. El propio portavoz del gobierno municipal, Diego Zaragozí, recnoció a LAS PROVINCIAS, que «a media tarde del sábado hubo un momento crítico en el que estuvimos preocupados por el daño que hubiese podido ocasionar el agua en algunas zonas del casco urbano si hubiese seguido lloviendo con la misma intensidad».
Finalmente, la mejora de la situación meteorológica experimentada durante la noche y, sobre todo, a lo largo de todo el domingo; ayudó a mitigar la situación y «la mayor parte del daño se ha centrado en zonas de campo y en la sierra, donde ha caído algún muro», aunque Zaragozí se congratula de que «para lo que ha llovido y cómo ha llovido, no hemos sufrido muchos daños».
Así, este lunes la Villa Blanca ha amanecido sin incidencias destacables. «La carretera que sube a la zona de la Font de la Barca se cortó ayer, pero esta mañana ya la hemos podido abrir al tráfico», sentencia el portavoz municipal.
Donde más evidente se hizo el impacto del temporal de lluvia fue en el cauce del río Algar y en su desembocadura de la zona de Garganes. Allí, centenares de vecinos de Altea y del resto de la comarca se dieron cita en la mañana del domingo para contemplar la insólita imagen del cauce a rebosar de agua, una situación a la que contribuyó, además del aguacero del sábado, la apertura de uno de los aliviaderos del pantano de Guadalest, decretada por la Confederación Hidrográfica del Júcar poco después de las 19.00 horas del sábado.
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Eso provocó, como explica Zaragozí, «que se produjese una punta de muchísimo paso de agua que, por fortuna, no provocó problemas graves». De hecho, en la mañana del lunes los únicos restos que quedan de esa avenida de agua son las cañas que siguen repartidas por los márgenes de las carreteras de la zona y algunas barandillas de puentes dobladas por la presión de la corriente.
Como fiel testigo del espectacular incremento del caudal del río en esa tarde tan complicada quedan los registros recogidos por el medidor situado en la zona conocida en Altea como ‘els dos rius’ por ser el punto de unión de los ríos Guadalest y Algar. Se trata de una estación por la que durante buena parte del año no se registra el paso de ningún metro cúbico de agua y que durante la última semana marcó registros de entre 10 y 20 metros cúbicos por segundo que se dispararon a un pico de 125 metros cúbicos por segundo en la medianoche del sábado.
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Tras el cierre preventivo del polideportivo municipal decretado el sábado por la tarde, Zaragozí ha confirmado que en la mañana de este lunes todas las instalaciones municipales han reabierto sus puertas y operan con normalidad.
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