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Nicolás Van Looy
l'Alfàs del Pi
Jueves, 24 de febrero 2022, 15:45
El Parc Natural de la Serra Gelada es, además de un inmenso reclamo turístico para la Marina Baixa, una de las zonas más bellas y de mayor valor medioambiental de la Comunitat Valenciana. Aunque la mayoría de sus visitantes se adentran en él a través de su dominio terrestre en la cordillera del mismo nombre que une Benidorm con l'Alfàs del Pi, la mayor parte de su territorio, como si fuese una perfecta metáfora de todo el planeta, se encuentra sumergido en su dominio acuático.
Esa vasta extensión de agua y fondos marinos es una gran desconocida no sólo para los miles de turistas que lo visitan anualmente, sino también para los propios vecinos de Benidorm, l’Alfàs del Pi y Altea, los tres municipios que comparten este tesoro natural y del resto de poblaciones de la Marina Baixa que lo divisan desde lo lejos.
Esa condición de semiclandestinidad ha procurado a la zona cierta calma en comparación con la presión que sí sufren otros puntos más accesibles en tierra. Sin embargo, esa misma circunstancia propicia que su vigilancia sea más costosa, tanto en términos económicos como de efectividad, y que con mayor frecuencia de la deseada se realicen en su área de influencia actividades no deseadas o, directamente, ilegales.
En cualquier caso, la presión por evitar esas situaciones no disminuye y, para ello, hace tiempo que los tres municipios que comparten el Parc Natural de la Serra Gelada dotaron al mismo de una embarcación que se encarga de la vigilancia y control de su zona marítima.
Esa embarcación, tal y como ha informado el Ayuntamiento de l’Alfàs del Pi, ha retirado recientemente una serie de palangres furtivos en las aguas protegidas del parque natural. El palangre es un arte de pesca artesanal que puede presentar dos formatos. Por un lado, aquel que reposa sobre el lecho marino y, por otro, el de superficie, que flota a la deriva.
En ambos casos, se trata de un arte no selectivo, es decir, que atrapa en sus redes a todos los animales que se cruzan en su camino, algo que provoca importantísimos daños al ecosistema, más graves si cabe cuando su uso se realiza de forma furtiva e ilegal.
Tal y como han explicado los responsables del área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de l’Alfàs del Pi, uno de los tres responsables de esa embarcación de vigilancia, cuando esta «localiza dispositivos ilegales de pesca como los encontrados este fin de semana, la actuación de los funcionarios de la Conselleria responsables de la vigilancia consiste en retirarlos e iniciar una investigación con el objetivo de localizar a quienes utilizan estas artes de pesca furtiva».
«Tras la investigación y localización de los furtivos», añaden, «se presenta la correspondiente denuncia para que la Dirección Territorial de Pesca pueda iniciar el correspondiente procedimiento sancionador».
Así mismo, subrayan que además de la lucha contra la pesca furtiva, esta embarcación realiza otras importantes labores como «informar y dar traslado a la Guardia Civil de cualquier situación de incumplimiento de la normativa que rige el parque que detecten, ya sea por parte de embarcaciones recreativas, de vela o a motor, incluidas las motos de agua».
Así, aseguran que «las infracciones más comunes suelen ser las de fondear lanzando el ancla al mar en vez de amarrarse a las boyas que para ello existen en distintos puntos del Parc Natural, exceder los límites de velocidad al pasar por las aguas de especial protección o acercarse en exceso y varar motos de agua en las calas del paraje».
Una vigilancia, en cualquier caso, que en opinión de grupos como Ecologistas en Acción, debería ser más intensa. Su representante en la Marina Baixa, Richard Barreno, explica que la presencia de pescadores furtivos en el Parc Natural de la Serra Gelada es, por desgracia, «habitual. No sólo en el Parc Natural de la Serra Gelada, sino en todo el litoral. Lo que ocurre es que en el parque natural, al tener un carácter de conservación diferenciado, esa pesca tiene más peso. Necesitamos más vigilancia y un mayor control de las zonas que están protegidas».
Una de las demandas que llevan tiempo realizando con la intención de aportar soluciones a este problema es que se declare el ámbito marítimo del Parc Natural de la Serra Gelada «como reserva marina. Todavía no lo es, aunque es verdad que existe un plan para que lo sea».
Para Ecologistas en Acción el problema de fondo no radica tanto en el arte de pesca que se pueda utilizar, sino en el impacto que muchos pescadores ilegales producen sobre el ecosistema. «El problema principal es la pesca sin licencia. La tipología puede ser muy variada. Desde la persona que tira la caña desde tierra, que puede incluso estar en un lugar en el que está completamente prohibida la pesca, a la pesca sin arpón, el trasmallo, el palangre…».
Barreno considera que, si bien todas esas actividades deben ser perseguidas, las que precisan de una actuación más urgente son «el palangre y el trasmallo. Son artes de pesca que no discriminan. Cualquier animal se puede enganchar en ellas y estamos viendo con frecuencia cómo se quedan tortugas, meros, peces luna, ballenas en las zonas más alejadas de la costa».
Unas especies, explica el responsable de Ecologistas en Acción, que «antes eran muy característicos, pero que están viendo diezmadas sus poblaciones hasta el punto de que no se pueden encontrar en muchas zonas».
Richard Barreno es considerado un ‘histórico’ del movimiento ecologista en la zona. Su compromiso no está reñido con el realismo y, por ello, huye de reivindicaciones de máximos y utópicas y pone sobre la mesa propuestas que, al menos en su opinión, son alcanzables.
A la hora de analizar el impacto que tiene la pesca legal, el responsable de Ecologistas en Acción explica que «siempre se ha puesto mucho el foco en la pesca industrial. Es verdad que genera un gran impacto por su tamaño, pero si sumamos todas las capturas que realizan los pescadores recreativos, su impacto es igual o, incluso, mayor».
Por todo ello, «desde Ecologistas en Acción proponemos que haya vigilancia 24 horas al día y que haya transparencia en el sentido de que la gente sepa lo que está prohibido y lo que no». Sanciones para los infractores debe haber, pero «no pensamos que la solución pase por meter sanciones a lo bestia. Deben sancionarse los casos extremos y a los reincidentes, pero, a la vez, se debe concienciar sobre lo que es la conservación y las actividades que se pueden hacer en la Serra Gelada».
Barreno es pragmático y no se cierra a ninguna idea, aunque pueda diferir de los postulados que emanan de Ecologistas en Acción. «Hay propuestas para hacer una reserva marina o crear una zona especial de pesca. A cualquier cosa que redunde en medidas que aumenten la población de peces y seres vivos, nosotros le damos la bienvenida».
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