Nicolás Van Looy
Benidorm
Martes, 15 de marzo 2022, 12:26
España es, junto a Portugal, el destino turístico de la Europa continental más alejado del conflicto bélico que ha estallado en Ucrania tras la invasión de aquel país por parte de Rusia. Esta realidad geográfica hace que la industria turística valenciana, que sigue confiando en que el próximo verano suponga el cruce definitivo del Rubicón pandémico para el sector, sea moderadamente optimista respecto a la afectación que la guerra pueda tener sobre las reservas estivales siempre y cuando, matizan en todo momento las fuentes consultadas por LAS PROVINCIAS, la situación no siga escalando y el conflicto se extienda más allá de sus fronteras actuales.
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Nadie en el sector quiere hablar de que el drama humano que se está viviendo en Ucrania pueda beneficiar de una u otra manera al turismo valenciano, pero reconocen que echando la vista atrás y tomando como base otras situaciones más o menos similares como la guerra de los Balcanes de mediados de los 90 del siglo pasado y las más recientes primaveras árabes, España y, por lo tanto, la Costa Blanca podría acabar recibiendo la visita de viajeros que en circunstancias normales hubiesen apostado por viajar a latitudes más cercanas al conflicto como Grecia.
Sin embargo, esa misma realidad perjudica enormemente la exploración de otros nichos de mercado como, por ejemplo, el americano. Leire Bilbao, gerente de la Fundación Visit Benidorm, explica que, desde fuera, «Europa se entiende como un continente muy compacto. Nosotros sí diferenciamos unas zonas de otras, pero ellos lo ven todo mucho más cercano. Por poner un ejemplo, un estadounidense que pensara en ir a París, ve a Francia al lado del conflicto» y eso ha hecho que todos los esfuerzos por captar clientes en ese mercado potencial «se han parado».
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En comparación con esos antecedentes históricos ya mencionados, Bilbao también traza importantes líneas diferenciales respecto a la situación actual. Así, viajando en el tiempo hasta las primaveras árabes, «eran conflictos que se iban a quedar ahí. Ahora, sin embargo, la situación es distinta y existe bastante incertidumbre y eso hace que todo el mundo esté en un compás de espera».
Además, Leire Bilbao apunta a otro potencial factor desestabilizador como es el aumento del precio de los carburantes. «No todas las compañías aéreas han comprado petróleo en su momento y algunas lo tendrán que hacer dentro de poco, lo que hará que se encarezcan las vacaciones». Pero, incluso esa hipotética –aunque cada día más evidente– situación, podría tener una lectura positiva desde la Comunitat Valenciana ya que «sería muy malo para Canarias, que está mucho más lejos y podría provocar que los turistas busquen vacaciones de no tan largo alcance».
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Así las cosas, un viejo conocido como es Turquía vuelve a aparecer como el principal competidor para el mercado vacacional del litoral valenciano. Sobre todo, porque su negocio, tal y como explica la gerente de la Fundación Visit Benidorm, tenía una importante dependencia del mercado ruso. Allí, «cerca del 40% de sus clientes provenía de Rusia y eso ha provocado la necesidad de cubrir a ese visitante con otros emisores. Creo que eso supone, para nosotros, un riesgo mayor que el hecho de que la gente deje de viajar».
Un peligro que llega, además de por el innegable atractivo que para el mercado vacacional tiene Turquía, por el hecho de que es muy probable que entre en una guerra de precio al que el turismo valenciano no podrá entrar. «Todo el mundo va a poner toda la carne en el asador y, entre ganar cero o ganar uno, preferirán ganar uno. Tras dos años de pandemia, y aunque sea para cubrir costes, intentarán tirar de esos mercados que tradicionalmente son clientes de otras regiones».
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Leire Bilbao apunta a que, al contrario de lo que sucede con España, Turquía también presenta motivos para despertar el recelo del consumidor. «Está relativamente lejos del conflicto, pero más cerca que España y viajar allí desde Centroeuropa también tiene inconvenientes ya que los aviones no pueden cruzar el espacio aéreo ucraniano, con lo que el tiempo de viaje se incremente y, con él, el gasto en carburante».
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Con un tablero de juego tan complicado y, a su vez, cambiante, desde la Fundación Visit Benidorm se apunta a que «nuestros frentes se centran en el incremento del coste del combustible para las familias», algo que, alerta Bilbao, puede «llevar al traste su ahorro medio para las vacaciones» porque, como es evidente y ella misma reconoce, «después de dos años, la gente tiene ganas de viajar; pero ese presupuesto que tenían puede verse reducido en función del incremento de los precios».
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Tras 20 días de guerra en Ucrania, la sociedad comienza ya a asimilar que la invasión rusa va para largo y que, siempre y cuando la contienda no cruce las fronteras de la OTAN, no se espera que el nivel de alerta en la Europa occidental vaya a aumentar. Por ello, afirma Bilbao, «estamos ante un panorama en el que la gente está esperando y eso es lo que ha producido una parada técnica de las reservas, pero no ante una cancelación de reservas, que es lo que nos marcó durante la pandemia».
Por lo tanto, la gerente de la Fundación Visit Benidorm considera que «mientras el conflicto no se extienda a otros países europeos y de la OTAN, no habrá impedimento para poder viajar entre los distintos países de la Unión Europea, por lo que entendemos que, tras este primer momento de shock, la gente seguirá con sus objetivos vacacionales».
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