El sector hotelero responsabiliza del cierre masivo en Benidorm a la «alarma injustificada» por la sexta ola de Covid

El otrora insumergible transatlántico hotelero de Benidorm se ha dado de bruces, como le sucediera al Titanic, contra un iceberg en forma de pandemia que, por segundo año consecutivo, ha abierto tales vías de agua en su línea de flotación que a falta de dos semanas para empezar la campaña de Navidad ha provocado ya el cierre de más de la mitad de la planta de la capital turística. Así, la patronal hotelera Hosbec, cifra en 62 los establecimientos sin actividad frente a los 61 que siguen recibiendo huéspedes.

El presidente de Hosbec, Toni Mayor, lamenta que exista «cierta transmisión de alarma injustificada en esta sexta ola que está causando cancelaciones pese a las buenas previsiones que teníamos para Navidad».

Por ello, Mayor ha querido recordar y reivindicar que «en toda la crisis del Covid19 no ha habido un mayor riesgo asociado a actividad turística» y añadía que «con el cumplimiento de las medidas de seguridad establecidas la actividad turística debería ser contemplada como una actividad segura y sin un riesgo mayor que el desarrollo de actividades en nuestra vida ordinaria».

Para demostrar el factor psicológico que puede explicar este repunte de cancelaciones, Toni Mayor puso sobre la mesa los datos sanitarios del pasado verano, cuando «la Comunitat Valenciana registraba una incidencia acumulada superior a los 600 casos por cien mil habitantes, pero se operaba con total normalidad y con datos de ocupación y aperturas que superaban el 90% de los datos prepandémicos».

Aunque el número de camas disponibles sigue siendo más que considerable, con cerca de 23.000 abiertas, lo cierto es que las cifras no sólo son paupérrimas comparadas con un mes de diciembre previo a la realidad coronavírica, sino que también están muy lejos de lo que hace sólo unos meses los empresarios contemplaban como el peor escenario posible.

Una espiral a la que han contribuido muchos factores hasta sumir a la principal industria benidormense en una tormenta perfecta. Si a principios del mes de octubre, todavía en plena resaca de un fenomenal verano –siempre sin punto de comparación posible a los previos a la pandemia–, la secretaria general de Hosbec, Nuria Montes, preveía «el cierre de, aproximadamente, el 30% de la planta hotelera», la cruda realidad es que, tras el puente de la Constitución y la Purísima, más de la mitad de los hoteles de la capital turística han colgado el cartel de cerrado.

Una cifra, además, que seguirá aumentando ya que para la semana previa a los días más señalados de la Navidad serán, siempre que no se sumen nuevos establecimientos, 63 los hoteles que decidan parar su actividad hasta la llegada de tiempos mejores.

Unas aperturas que, por ahora con carácter puntual, se producirán durante la última semana de 2021 y la primera de 2022, cuando de nuevo volverán a ser mayoría los establecimientos abiertos con un total de 72.

En cualquier caso, según las previsiones de Hosbec, ese repunte en la actividad será sólo un espejismo ya que los principales motivos por los que se ha producido esta situación, verbigracia, «la sexta ola de coronavirus, junto a la ausencia del Imserso y a la debilidad del mercado británico» no se resolverán y, por lo tanto, se augura un invierno muy duro para el principal motor económico de la ciudad.

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