![El manjar dorado de Alejandría](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202009/21/media/cortadas/alejandria-kmOG-RwcvvDeHHHRGf1OdXsK048N-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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B. Ortolà / A. Talavera / C. Pastor
Lunes, 21 de septiembre 2020, 22:58
Dicen que el Moscatel de Alejandría llegó a tierras valencianas con los griegos y romanos entre los años 800 y 600 a. C.. Otros sitúan su origen mucho antes, en el Antiguo Egipto y en la Antigua Persia. Lo que nadie discute es que fue aquí donde se mejoraron sus cualidades. La brisa del mar Mediterráneo es el secreto para que la uva Moscatel de Alejandría consiga su dulzura inigualable. Así lo atestiguan Cristina Rodríguez y Ximo Cabrera, productores de este manjar en la Marina Alta, una de las tierras más prolíferas junto a la Ribera Alta y el sur de España. En todas estas zona se encuentran en los últimos compases de la temporada de la recolección, que este año empezó a principios de agosto: «el calor del verano ha adelantado un poco las fechas», explica Cabrera, quién asegura que no resulta del todo beneficioso para la venta de la uva de mesa, «si se vende a principios de septiembre es mucho mejor, porque la gente vuelve de vacaciones y empieza a consumir fruta, antes no lo hace».
Aún así, el productor confirma que la cosecha es mejor que la de 2019, pero no se atreve a cifrar los kilos obtenidos. Coincide también el enólogo de La Baronía de Turís, Joan Picó en califcar como, «muy buena» la campaña marcada «por la excelente calidad y maduración de la uva». Espera contar con dos millones de kilos de esta variedad de uva.
Tanto para Cabrera como para Picó el buen control de las plagas ha marcado la calidad y la cantidad de la cosecha. «Es primordial mantener a raya a los insectos y hongos». Y es que el cultivo de la uva es un proceso delicado y costoso. Hay que lidiar constantemente con insectos, atraídos por la dulzura de los racimos; y también con los hongos que puede arruinar una cosecha. «El más conocido es el Oidio, ataca a la fruta, hace una manchas negras, no deja crecer a la piel, la piel se agrieta y se pudre la uva», explica Cabrera.
Insectos y hongos no son las únicas preocupaciones. De hecho para Cabrera la fauna se ha convertido en «el enemigo número uno. Los conejos se comen los brotes, cuando la planta está creciendo; los jabalís la destrozan y los gorriones y los mirlos pican la uva». No hay un momento de tregua a lo largo del año.
Esta 'batalla' contra la fauna da mucho más valor a un producto que «gusta mucho, tanto para mesa como para hacer vino». Cabrera explica que su producto se vende en «Navarra, Cataluña, País Vasco y Madrid, son los que más lo demandan».
En la cooperativa de Teulada confirman que la calidad de la uva de este año es «espectacular», aunque la producción ha bajado casi la mitad respecto a 2019. No obstante dejan claro que «el moscatel es un producto que es utilizado como uva de mesa, para hacer vino y la pasa, tan típica de esta zona».
Para la productora de Teulada, Cristina Rodríguez, alma mater del vino de hielo, 'M de Alejandría' la cosecha de «este año es más limitada que la de 2019 por la situación en la que estamos, aunque la calidad de la uva y los racimos son excelentes».
Con sus 1,5 hectáreas de viñedos, esta mujer que empezó a hacer realidad su sueño hace seis años, tiene claro que su apuesta es la «calidad» del producto y de la presentación del mismo. Por eso durante la pandemia no ha dejado de trabajar y mejorar.
Ha volcado su esfuerzo en la venta online, el diseño de la caja de envío del vino y de la tarjeta de presentación, sin olvidar la historia que comenzó en 2014, aunque no fue hasta 2016 cuando se hizo la primera prueba con Daniel Belda para congelar el moscatel y convertirlo en vino de hielo. Tras el éxito de la iniciativa, en 2017 se consiguieron 1.200 botellas; un año después se dobló la producción (2.400) y en 2019, se llegó a las 2.900 botellas de este excelente caldo ha sido degustado en España, Francia y países del norte de Europa.
Este año, la vendimia, marcada por el Covid, no ha sido como la de otros años (participativa, almuerzo y degustación), pero el equipo de Uvas Cabrera ha seleccionado lo mejor de cada vid para que el vino llegue a los más exquisitos paladares del mundo.
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