La vida devuelta

Diganme que ayer lunes, justo al levantarse, no fueron corriendo a la ventana para ver si habían sacado las mesas a la calle. Como en la mañana de Reyes de su infancia. Con ilusión.

Yo sí lo hice, y me dio una bajona tremenda al ver que la calle seguía tan apagada como lo ha estado en los últimos meses. Luego ya, de camino al trabajo, vi varias terrazas montadas en diferentes zonas de Dénia, y pese al tiempo nublado, se me alegró el corazón. Pensé que quizá en los próximos días serán más bares los que se sumen y vayan abriendo. Y pensé también en que habrá gente que se nos quede por el camino y eso me entristeció de manera infinita.

Con la mirada puesta en el cielo, a ver si acompaña, pero con la esperanza de que a partir de ahora todo vaya a mejor, no dejo de recordar a todos los conocidos y desconocidos que tienen un empleo en la Hostelería y que no disponen de terraza con la que comenzar a trabajar ya. A veces porque simplemente no hay espacio material donde sacarla. En otros casos porque a pesar de haberlo, se han dado de bruces con la negativa inflexible de la administración, que es quien más debería ayudar al administrado, pero a veces no.

Sabemos que esto pasará. Sabemos que tarde o temprano (ojalá temprano) diremos adiós a las mascarillas, los hidrogeles, los aforos limitados y el toque de queda. Sabemos que la lectura de los BOEs y los DOGVs quedarán ya para los que de normal nos dedicamos a leerlos, sin ofrecer nuevos sobresaltos a la gente que trabaja en otras cosas. Sabemos que volveremos a saludarnos dándonos la mano. Y besos. Y abrazos.

Lo que me queda la duda, y ciertamente me escama, es si después de todo esto van a ser capaces de soltar esa maquinita de intervención en nuestras vidas que está suponiendo el estado de alarma. ¿Dejarán de decirnos cuántos podemos ser en reunión? ¿Dejarán de multarnos si salimos a dar un paseo a las horas que se nos tercie? ¿Dejarán que podamos trasladarnos dentro de nuestro propio país? ¿Dejarán que volvamos a ser todo lo libres que éramos el año pasado justo antes del 13 de marzo?

El sentido común quiere decir que sí. Que nuestra vida nos será devuelta. Pero claro, habiendo visto tan poco sentido común en todo esto desde su mismo inicio, queda la duda.