El caos y la complejidad de los planes de ayudas a la automoción en España son conocidos por todos: compradores, fabricantes y el propio Gobierno. Pero, ¿por qué son así y cómo podrían mejorarse? ¿Cuáles son las alternativas? ¿Cómo se podrían mejorar –qué no incrementar, ojo– las ayudas e incentivar así la compra de coches eco? Todas estas preguntas surgen cuando el Plan MOVES III está a punto de agotar sus fondos o de extinguirse por completo, lo que ocurrirá el 31 de diciembre, y no parece que haya a la vista un nuevo plan, de hecho aún no tenemos ni siquiera Gobierno.

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Algunos concesionarios nos dicen que el sistema del IVACE ya no permite solicitar más ayudas, mientras que otros afirman que sí se admiten solicitudes. Como resultado, los consumidores no saben si comprar un coche eléctrico les va a salir a cuenta, ya que deben adelantar la subvención, pagar un 30 por ciento de retenciones y enfrentarse a otros obstáculos. La mayoría prefiere esperar a que todo se aclare.

Viene todo esto a cuento del MOVES IV. El gobierno, la patronal y los concesionarios tienen las claves para que el Moves tenga éxito: con descuentos directos para los usuarios, mayores descuentos si se entrega un vehículo al desguace, con una menor cuantía cada año y priorizando los coches más económicos. No estaría mal tener un plan diferente para empresas y, si es posible, una mayor coherencia en las etiquetas ecológicas. En la actualidad, algunas etiquetas castigan a los vehículos baratos de bajas emisiones mientras otorgan etiquetas eco a grandes SUV.

Eso es harina de otro costal lo más importante es que se elabore un buen plan de renovación de flota y se ofrezcan incentivos claros y fáciles para la adquisición de vehículos eléctricos. ¿Será posible esta vez?

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