Nos embarcamos con un Hyundai Tucson ‘de serie’ en un viaje al desierto con el objetivo de conocer otra cultura, disfrutar del 4x4 y llevar ayuda escolar a los pueblos del sur de Marruecos
El Desierto de los niños. Dicho así, requiere una explicación, y esta es muy sencilla, aunque no corta. Casi todos los aventureros que van con su coche a disfrutar de la conducción 4x4, las pistas y las dunas al sur de Marruecos suelen llevar algo de ayuda para los cientos de niños que aparecen por las carreteras buscando su ‘cadeau’ –regalo–: ropa, zapatillas... hasta refrescos. Pero uno de los organizadores de este tipo de rutas, Nacho Salvador y su fantástico equipo –Ana, Luis, Javier, Vicente, Mamen, etcétera– saben que regalar cosas sin ton ni son no es la mejor manera de ayudar. Al contrario, muchos niños no van al colegio para pedir regalos en la carretera, así que se le ocurrieron dos brillantes ideas.
Los niños, una prioridad
La primera, que los que viajen al sur de Marruecos con su coche puedan hacerlo con niños sin que sea un aburrimiento para ellos. Mostrándoles otra cultura y adaptando el viaje para que los más pequeños se diviertan, tanto conociendo sitios de película y aventura como con monitores para los ratos de hotel en los que a los peques aún les queda cuerda para rato. La segunda idea es entregar la ayuda a aquéllos que lo necesitan, así que la organización se transformó en ‘Asociación el Desierto de los Niños’ para, con la colaboración de entidades locales, articular la ayuda de forma coherente. El resultado es que, en los últimos años, se han construido escuelas, guarderías y centros culturales y se ha llevado material escolar, juegos, equipamiento para minusválidos... e incluso satisfecho necesidades puntuales como la construcción de pozos o la instalación de placas solares, todo ello con un claro enfoque en los más pequeños y en su escolarización. En esto consiste ‘El Desierto de los Niños’.
Una marca comprometida
Uno de los grandes apoyos de esta asociación es Hyundai España, que participa cada año con un promedio de diez a quince coches y colabora con las labores humanitarias implicando a su red de concesionarios. En esos coches inscritos viajamos tanto periodistas como, por ejemplo, las voluntarias de la Fundación de la óptica Alain Afflelou, que en esta edición realizaron más de 700 revisiones de vista para después enviar gafas graduadas a los que las necesitan.
En nuestro caso salimos desde Valencia. Unos 800 kilómetros hasta llegar a Tarifa durmiendo en Sevilla y evitando la costa y su tráfico estival, Llegamos al puerto de la ciudad gaditana y conocemos al resto de la comitiva, formada por compañeros en las labores informativas, directivos de la marca y también particulares que viajan bien con sus propios 4x4 o con los alquilados a la empresa Bujarkay, colaboradora de la asociación. El ambiente es distendido y alegre, y los niños empiezan sus juegos.
Marruecos, por descubrir
Desde allí el estrecho se cruza en un abrir y cerrar de ojos –pocos viajes por mar hay más cortos, y menos uniendo dos continentes– y ya en Marruecos empieza la aventura. Tánger es una ciudad ya muy moderna, con todos los avances del mundo occidental mezclados con la cultura marroquí, pero apenas la visitamos. Tras descansar en uno de sus numerosos hoteles salimos hacia el sur hasta cruzar la cordillera del Atlas, que muestra ya una idiosincrasia totalmente diferente al norte, atravesando zonas que, en invierno, tienen incluso pistas de esquí y por supuesto mucha nieve, todo ello por preciosas carreteras. Tras traspasar el fantástico palmeral del río Ziz, un río que no desemboca en ningún mar sino que se convierte en un lago, dejando un amplio regadío en su camino. Tras el Atlas llegamos a Erfoud, a las puertas de las dunas y cerca de Merzouga, poblaciones de comerciantes bereberes y tierras pastores nómadas que pueblan el sur de Marruecos. ‘Gente del desierto’, con sus propias costumbres a los que Occidente alcanza poco a poco.
Allí empezamos la parte más genuina de nuestra aventura. Con entre 40 y 50 grados de temperatura, nuestros Hyundai aguantan a la perfección una marcha maratoniana que combina pistas y rutas fuera de carretera por las mañanas con visitas a centros educativos y sociales donde se reparte la ayuda escolar, social y médica. Ouzina, Karkimia, Derkaoua o Hannabou son algunos de los sitios donde montamos porterías y columpios, entregamos ropa, juguetes y material escolar, se inauguran pozos o se entregan bicicletas para que los niños, y especialmente, las niñas, puedan recorrer los kilómetros que separan sus casas nómadas de las escuelas.
Una ayuda necesaria
En cada punto los niños y mayores del viaje participamos en las entregas, conocemos la vida de las gentes que han nacido allí, disfrutamos con las sonrisas de los pequeños y nace un compromiso que va más allá de un viaje vacacional. Muchas gente, donde menos lo esperamos, necesita los mecanismos para, simplemente, aprender a sumar o restar, conocer el alfabeto o, cómo comprobaron las chicas de la fundación Alain Afflelou, poder volver a ver y sentirse más útiles por los que les rodean. Además de las entregas solidarias visitamos lugares tan genuinos como la cárcel donde se rodó ‘la Momia’, una de las últimas kasbahs militares que apareció en ‘Sahara’, el mercado de Rissani, los pozos de Taliflat, compramos fósiles, de los que la zona está repleta, especias, frutas de fantástico sabor y artesanía manual de la que ya no se encuentra en el mundo.
Nuestro Hyundai, completamente híbrido y con tracción total, aguanta sin inmutarse un trato mucho más duro al que este SUV esperaba verse sometido cuando salió del concesionario, pero en absoluto desfallece. Como el resto de la comitiva, formada por Tucson, Santa Fe y Staria con motores de todo tipo, gasolina, diesel, híbridos o híbridos enchufables, se comporta de maravilla, con cero problemas de fiabilidad en toda la comitiva durante todo el largo recorrido.
Aventuras... a todo confort
Pasan los días y llega el momento de volver. Son dos jornadas de más de 700 kilos cada una –una en Marruecos y otra en España– para poner a prueba el confort, la calidad y el silencio del coche y… prácticamente, no queremos bajarnos. Se ha comportado de maravilla, el consumo es bajo para todo lo que ofrece –7,6 litros de promedio en de nuestro viaje– tiene mucho maletero, mucho confort, mucho espacio y un diseño que enamora. No nos extraña que el Tucson sea el coche más vendido en España en 2022, tiene cualidades para el día a día y para perdernos en los lugares más recónditos.
Solidaridad desde Valencia
A este viaje se han sumado varias empresas que han querido colaborar, a través del equipo de EXTRAMOTOR, con el Desierto de los Niños, se trata de la Feria del Automóvil de Valencia, Marcos Automoción, Bass Motor Detailing, la marca de ropa sostenible Clotsy, el club de aficionados al automóvil Gasari y la empresa de diseño corporativo Molca World. Las aportaciones de todos ellos se destinarán íntegramente a que el Desierto de los Niños siga llevando educación, ilusión y futuro a aquéllos que más lo necesitan. La asociación está abierta a asociaciones y a participantes en el viaje a través de al web eldesiertodelosniños.com
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Las andanzas de este viaje las hemos contado a través de nuestro canal de motor en la red social de vídeos TikTok. Basta buscar xtramotor_lasprovincias para ver como han sido algunas de estas experiencias y el comportamiento de nuestro coche.
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