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Martín Hernández
Valencia
Jueves, 3 de abril 2025, 00:43
El eterno dilema de qué hacer con la paja del arroz después de las recolectas anuales. ¿Quemarla? Esa es la alternativa habitual y que ... esgrime como la más adecuada, siempre bajo estrictos parámetros ambientales, el sector agrícola. Hay sin embargo quienes, como la asociación ecologista Defensa Animal, no está de acuerdo. Sus dirigentes recuerdan que las grandes columnas de humo que se forman tras la quema de estos residuos vegetales generan gases de efecto invernadero y aumentan de manera considerable las partículas contaminantes en la atmósfera. Durante la última campaña de quemas de paja del arroz, señalan que en localidades como Cullera o El Saler se han podido evidenciar las consecuencias negativas que puede tener en los ciudadanos. También alertan de que dejar la paja del arroz en contacto con el agua puede producir el fenómeno conocido como aguas negras: la anoxia (falta de oxígeno en los organismos acuáticos), que puede ocasionar la muerte de muchos peces, como ya ha ocurrido en otras ocasiones, fisiopatías relacionadas con las malas hierbas, enfermedades, insectos y nematodos.
Para poner orden en esta controversia, el año pasado, la Conselleria de Medio Ambiente, encargada de la gestión de la paja del arroz, en un acuerdo establecido junto a la Conselleria de Agricultura, tomó la decisión de volver a permitir el método tradicional de eliminación de la paja, las quemas, limitado por la anterior Administración. Una noticia que fue bien recibida por parte de los agricultores, que en su mayoría consideran que es la opción más adecuada, eficaz y asumible económicamente para el tratamiento de la paja del arroz, pero que volvió a suscitar polémicas entre los detractores del fuego como medida contra este residuo agrícola. El alto volumen de esta materia, de la que se llegan a recoger aproximadamente 90.000 toneladas al año, el poco tiempo del que se dispone para la recolecta de la paja antes del invierno, el difícil acceso a las zonas en donde se encuentra este residuo vegetal, que suelen estar anegadas o enfangadas, y el alto coste económico de esta labor son las piezas de un rompecabezas complicado de gestionar.
De hecho, desde el colectivo Defensa Animal abogan sus responsables incluso por ir más allá: apuestan por la reutilización de este material para la fabricación de productos ecológicos, como pueden ser zapatos o artículos de cosmética, y de esta forma paliar el impacto negativo que las quemas de la paja de arroz provocan en el medioambiente, y que son «dañinas tanto para los animales como para el planeta». Rosa Mas, bióloga valenciana, en nombre de esta entidad, denuncia que «la práctica contaminante por la combustión que genera es un problema que se remonta a muchos años atrás». Y añade: «La Conselleria hace tiempo que debería haber actuado para buscar alternativas para el aprovechamiento de este residuo, pero no ha hecho nada y no lo hará ahora». A su juicio, existen iniciativas en la Comunitat que tratan de hacer frente a este problema y buscan aprovechar esta paja, dándole una segunda vida.
Urbanima es un ejemplo de ello. Esta empresa valenciana, dedicada al diseño y elaboración de calzado femenino vegano, emplea tejidos y materiales libres de crueldad animal, reciclados y sostenibles. Entre los elementos con los que trabajan se encuentra la paja del arroz, como sus responsables indican en su página web. Urbanima transforma estos residuos generados en los arrozales en materia prima y usa las fibras del arroz para fabricar las suelas de los zapatos. En la misma línea, la empresa Analco, con sede central en Alicante, apuesta también por el aprovechamiento de la paja del arroz para la fabricación de zapatos. En estrecha colaboración con el Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria (IDiBE) de la Universidad Miguel Hernández de Elche, el centro de innovación tecnológica INESCOP, el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (IVACE), la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) y la Unió Llauradora i Ramadera, esta compañía, especializada en producir componentes para el calzado, elabora un proyecto cuya finalidad reside en diseñar un sistema práctico y eficiente de recogida la paja del arroz y convertirla en materia prima renovable para la creación de suelas y plantillas para zapatos.
Para facilitar la recogida de los residuos en el campo, los dirigentes de la compañía diseñaron un nuevo sistema en el que se engancha un apero a un máquina quitanieves que, gracias a su potencia y capacidad de desplazarse por zonas de complicada movilidad, permite realizar este trabajo con eficacia. Los compuestos químicos extraídos de la paja del arroz y con los que fabrican estos innovadores calzados son la lignina, la celulosa y los polifenoles. El proyecto, llamado 'STRAW4FOOTWEAR', lo que vendría a ser en español 'Paja para el calzado', busca mitigar el costo económico y el impacto medioambiental de este residuo y darle una salida ecológica y, en especial, rentable para los agricultores, y así poder contribuir en la economía circular y que este elemento pueda aportar a la cadena de valor.
Este último factor es esencial, según afirman en Defensa Animal. «Hay que colaborar con los agricultores, no se les puede dejar toda la carga, ya que es en beneficio de toda la comunidad», señala Rosa Mas, quien recuerda que la gestión de la paja del arroz es un problema al que se ven enfrentados cada año los agricultores. «Enfoques simplistas» como la prohibición de las quemas no tienen en cuenta, en su opinión, la compleja realidad que rodea al precario sector primario y a la elaboración de esta tarea, por lo que llaman a un acuerdo informado para la adecuada gestión de este residuo agrícola que garantice un respeto medioambiental, así como la protección de la salud pública, y defienda los intereses del sector agroalimentario.
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Por otro lado, y en el marco del proyecto de aprovechamiento de la paja del arroz, un grupo de investigadores de la Universidad Miguel Hernández también trabaja en el uso e implementación de biomoléculas y extractos propios de la paja para la elaboración de cremas antienvejecimiento, además de realizar estudios pilotos sobre el beneficio de componentes de la paja del arroz para la piel y fomentar la innovación y el desarrollo de nuevos productos en la industria de la cosmética y la terapéutica.
Así lo observa Rosa Mas, que considera que «todos los proyectos e ideas que propongan variaciones a las quemas deben ser respaldados». Desde la Universitat Politécnica de Valencia (UPV) llevan años investigando y desarrollando planes para la reutilización de los residuos de los arrozales. En 2019, investigadores de distintos departamentos de la institución realizaron un dragón hecho de paja y cáscara de arroz que formó parte de la falla infantil municipal y que fue el portador del fuego para la cremà, además de colaborar con la comisión Menorca-Luis Bolinches, a la que cedieron material compuesto con paja de arroz para la creación de uno de sus ninots de la falla infantil, como ya hicieron el año anterior, en lo que fue el primer ninot de la historia elaborado a partir de dicho material. Desde 2017, la UPV cuenta con la patente para la creación de estos innovadores ninots, aunque no descartan que su trabajo pueda aplicarse también a otros campos.
Otro monumento elaborado a partir de este residuo orgánico fue el del año pasado de la comisión Borrull-Socors, una falla que formaba parte de la sección experimental de las Fallas I+E (Fallas Innovadoras y Experimentales) y que gracias a su impresionante lobo gigante fabricado enteramente con paja de arroz de la Albufera se llevó el primer premio de Ingenio y Gracia y protagonizó una memorable cremà. El monumento infantil, también hecho a partir del subproducto del cultivo de arroz, consiguió el primer premio de la sección experimental, así como el primer premio de Ingenio y Gracia. Los buenos resultados obtenidos y la gran aceptación de estas fallas dónde el arroz fue protagonista podrían incentivar a otra comisiones a utilizar la paja del arroz en sus creaciones futuras.
Defensa Animal resalta la importancia de darle promoción a estas nuevas alternativas ecológicas para que «la ciudadanía sepa que existen este tipo de productos que normalmente son desconocidos para la mayoría, y que de esta forma puedan colaborar en una solución al problema de la paja del arroz».
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