![Sorolla, un maestro del dibujo](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202110/08/media/cortadas/Sor2-RLa8g5416viO3VOOVRHoUsK-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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«Cuanto más viejo me hago, más me doy cuenta de que el dibujo es el más importante de todos los problemas que presenta completar un cuadro. Al pintar un hombro, poco importa si utilizas tres mil pinceladas o tan solo diez. Lo que realmente ... importa es que el hombro resulte sólido y esté bien construido».
Son palabras que dejó escritas Joaquín Sorolla, el maestro de la luz, quien desde hoy y hasta el 9 de enero de 2022 se presenta al público valenciano también como maestro del dibujo. Lo hace en la exposición ‘Sorolla, dibujante sin descanso’ que ofrece Fundación Bancaja en colaboración con la Fundación Museo Sorolla bajo el comisariado de Inés Abril Benavides y Mónica Rodríguez Subirana.
En sus primeros pasos por la sala el visitante se encuentra con las palabras citadas, una declaración de autor que viene a anunciar qué va a descubrir el público en la exhibición de una faceta creativa de Sorolla hasta ahora poco conocida. A través de un centenar de piezas se desviste el artista «más íntimo, más libre, más osado». Es así porque son trabajos que no estaban concebidos para ser mostrados al público. De ahí la grata sorpresa que tal vez pueda causar al espectador encontrarse con un genio del color a carboncillo –sólo algunas piezas en color– y sobre papel.
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Es la exposición que en 2019 programó el Museo Sorolla en Madrid y se vio interrumpida por el Covid. Valencia se erige pues en «segunda oportunidad», aspecto que se destacó durante la presentación, y además aumentada. Se ha incorporado el dibujo del Rey Alfonso XIII que luego dio pie a un lienzo y que no se había expuesto nunca antes. Es por tanto una exclusiva, el estreno de una obra procedente de una colección privada. Asombra por su belleza, pero además es una lección sobre Sorolla: «Se trata de una pieza de gran valor, ya que permite documentar cómo trabajaba concienzudamente esbozos previos a los retratos para no cansar al modelo» y que el cuadro final tuviera frescura», confesó una de las comisarias. Y no es el único dibujo que se ha sumado a la muestra diseñada para Madrid. A Alfonso XIII se ha unido una pieza de la colección Bancaja.
La muestra recoge la obra, pero qué duda cabe, retrata al artista. Descubre a un «incansable» Sorolla para quien parece que no existían eso que llamamos tiempos muertos, o a alguien que sabía convertir todo momento y cualquier lugar en objeto de arte. Dibujaba en un café, en el vestíbulo de un hotel o desde la ventana de la habitación que le acogía. Y lo hacía sobre los cartones donde estaba impreso un menú, en el sobre de una carta o en cualquier papel a su alcance. En Bancaja se confirma ese hacer cuando el espectador se sitúa ante dibujos que reproducen momentos que en el siglo XXI bien podrían aproximarse a lo que llamamos un robado fotográfico mostrando el perfil público y social del tiempo del pintor. Y no sólo eso, también se contemplan en la sala dibujos que hablan de la intimidad del hogar, de la familia del propio artista, de su vida cotidiana.
Sorolla legó al arte más de 8.000 dibujos, de los que 5.000 forman parte de los fondos de su casa museo. Muchos son parte del trabajo previo, «disciplinado y constante» que el artista realizaba antes de acometer un gran cuadro. Otros son los que recogen los comentados tiempos muertos, que para él no lo eran. ‘Sorolla dibujante sin descanso’ habla de todo eso.
El viaje arranca con el trazado de ‘La línea en el inicio’, que recoge dibujos realizados en sus años de juventud recién terminados los estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. La siguiente parada es ‘Dibujo, familia, hogar’, desde donde el camino expositivo conduce hasta ‘Grandes obras, grandes dibujos’, escenario donde se incluyen los trabajos preparatorios más espectaculares del artista que reflejan la premeditación y el estudio que hay detrás de sus lienzos.
El periplo se completa al llegar a ‘La ciudad moderna’, paisaje que conduce a Nueva York o Chicago en dibujos, ahora a color, incluyendo incluso «un nocturno, algo infrecuente en Sorolla» que realizaba «desde la habitación del hotel» como si se tratara de picados fotográficos, según se desprende del relato de una de las comisarias a este periódico.
Todo está en la planta cuarta de Fundación Bancaja en una propuesta que como destacó tras la presentación de la muestra la bisnieta del artista, Blanca Pons- Sorolla –miembro del patronato de Fundación Bancaja y de la Fundación Museo Sorolla–, el dibujo en el maestro de la luz fue «fundamental. Él siempre decía que para ser un buen pintor hay que saber dibujar y fue un dibujante compulsivo, dibujaba a todas horas y llevaba siempre su libreta. Le encantaba el color y sabía que había que dar aire a las obras, pero también que el dibujo era básico». En el acto, el primero al que Blanca Pons-Sorolla asistió como miembro del Patronato de la fundación anfitriona, Rafael Alcón; el director del Museo Sorolla, Enrique Varela y el presidente de la Comisión Permanente de la Fundación Museo Sorolla, Antonio Mollá.
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