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Menudo año dejamos atrás. Comenzó con derrota liguera ante el Cádiz en Mestalla y, aunque no lo supiéramos, anticipaba un 2023 mucho peor que los ... años anteriores. Y mira que eso parecía imposible. Pero es que nunca el VCF estuvo tan cerca del descenso desde el 86. Nunca. Necesitó llegar al descuento del último partido para salvarse matemáticamente. Del drama que un descenso hubiera supuesto no les tengo que contar nada. Del sufrimiento que supuso para el valencianismo el camino hacia la salvación tampoco. No fue tonto Gattuso cuando renunció en enero tras darse cuenta -como todos los anteriores- del sistema cancerígeno que controla el club. Peter Lim es como esa mala enfermedad que te va consumiendo poco a poco pero de forma constante. Sin descanso ni conciencia. Lo devora todo; entrenadores, jugadores, aficionados, reputación y estatus del club... célula a célula hasta el tuétano del escudo. Por eso es tan alucinante lo que pasó después de que Meriton se diera cuenta que Voro era 'salvador Voro' cuando tenía un equipo de fútbol a la altura del club. Y no a la altura de Peter. Voro con la mediocridad no es Dios ni tampoco le pagan para serlo. Y ahí apareció el Espíritu Santo. No se me ocurre mejor manera de nombrarlo aprovechando la llegada de la Navidad: Ruben 'el Pipo' Baraja.
Con él la realidad superó a la ficción. Primero salvando a un equipo que se había caído y opositaba en barrena hacia segunda división. Alguno podrá decir que había mejor equipo que estar al borde del abismo y probablemente tenga razón. Pero su gran mérito fue navegar en la tormenta de Meriton, aguantar su mediocridad y mentiras, descubrir al mundo la cantera del Mestalla y salvar al equipo sin carbonizarse por el camino. Quizá por su valencianismo es el primer entrenador de Lim capaz de, sintiendo lo mismo que los anteriores hacia Peter, abstraerse del contenedor en el que vive y hacer bueno a un equipo de fútbol que cada año es peor que el anterior. Peor en cuanto a calidad y número de jugadores, mejor como equipo y unión. ¿Es o no es un milagro? Permítanme la comparación; al VCF se le ha aparecido con Baraja el Guardiola que subió del filial del FCB o el Simeone que llegó casi en descenso al Atleti. Con el agravante de soportar cada mañana a Peter, sus adláteres y sus decisiones. A Barça y Atlético llegaron de emergencia para volver a lo más alto. El Pipo ha llegado para algo mucho más difícil; solo sobrevivir en el abismo. Es incluso emocionante lo que estamos viviendo; un valencianista que capitanea un barco herido en la tormenta más terrible y que no se hunde aunque lo dinamiten desde dentro. Por eso representa tan bien a la gente. Por eso se llena Mestalla. Y así recordaré 2023 en el VCF; una leyenda que se agranda con su lona y su banquillo.
Iba a terminar mi artículo de hoy como los seres humanos intentamos cerrar un mal año; autoconvenciéndonos de que «lo mejor del año es que se termina». Pero, al instante, analizo la frase y pienso «es mentira». Cuando termine 2023 el causante de todos los males del VCF seguirá aquí. Sin el más mínimo propósito de cambiar. 2024 será más de los mismo con Peter Lim al frente del club. Esa es la gran condena. Así que, la mejor frase que pueden pensar para cerrar 2023 -si son valencianistas- sería algo así como «lo mejor del año que termina es que ya queda menos para que desaparezca Lim». Y esa sí que les puede servir porque esa sí es verdad. Feliz Navidad y, en 2024, sigan con esa maravillosa costumbre de leer. De leernos.
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