Inspección Torpe de Vehículos

Vacaciones. Doce millones de desplazamientos de largo recorrido en la Comunitat. Las familias también con sus calculadoras, bolsillos tensionados a los que sólo les falta una multa innecesaria por no llevar la etiquetita de marras pegada en el parabrisas: 200 pavos y la posterior negativa de las aseguradoras a prestar cobertura en caso de accidente. Hay un plan de choque, procrastinan los prebostes de la Conselleria de Industria, y mientras tanto tira millas la romería de la vergüenza, tú a Boston y yo a Sarrión, búscale la cuadratura del círculo a tu destino de sol y playa, que tenga una estación de ITV próxima, tan absurdo todo que tentado estoy de anular mi billete de avión y viajar a Florencia en coche, pues la inspección me caduca en seis meses e igual en Girona, en lo que tarda en caer un almuercito...

Prometió Mazón acabar con la grasa administrativa y a los asuntos terrenales parece que aún tardará en llegar el KH-7. Si el actual Consell no se siente responsable del problema, la ocurrencia de la reversión fue de los otros, a él le compete resolverlo. Alguien por allá arriba debería asumir que ha transcurrido más de un año ya desde que se marchitó el Botánico. El desastre de la ITV, desde ahora Inspección Torpe (Tercermundista era la otra opción) de Vehículos, tiene cuanto menos la misma importancia que recauchutar los planes educativos o hacer desde las instituciones la oposición a la oposición, porque condiciona la vida -y quién sabe si además la expone- de miles de valencianos arrojados a un guion digno del maestro Berlanga. Como mecánico vuestro que soy os debo una explicación... Demostrado queda que viajar no es un placer, ya ni a Miliki respetan. Con todo lo que hemos visto, más que el replicante de 'Blade Runner', la guinda sería que alguien desde el gobierno autonómico presumiera en jactanciosa nota de prensa de la contribución de PP y Vox al fomento del empleo, plasmado en la irrupción de nuevos perfiles profesionales, bienvenidos los chóferes que te pasan la ITV por 50 euros como en su día abrazamos a los paseadores de perros. Detrás de toda crisis se esconde una oportunidad y los humanos, ya se sabe, somos muy zorros. Ale, lo han vuelto a pagar los animales.