Los malcriados

O sea, para irme situando. Cataluña, que ni siquiera lleva los ojos vendados en la piñata socialista, ha arrancado a tito Sánchez privilegios económicos, respaldo a la lengua propia, cesiones de competencias, esperanzas para su referéndum y hasta una ley de amnistía tan a la carta que si le aprieta un poco más se encierra él mismo en la cárcel y lanza la llave al Ebro. El País Vasco, una alcaldía pata negra en Navarra para Bildu y regalos al PNV como el control del ferrocarril y la Seguridad Social, el apuntalamiento de los derechos forales o la relación de tú a tú entre su gobierno autonómico y el estatal, de nación a nación. Podríamos hablar de las autopistas gallegas o de la denominada 'agenda canaria', porque lo de este presidente es como la Fontana di Trevi, le echas una moneda y pides un deseo. Hasta Castilla-La Mancha, tan libre de sospecha ella, defiende el agua de todos como si le perteneciera mientras luego pide clemencia por la despoblación. Y qué decir del aeropuerto de Barajas y su ampliación, más poderoso el efecto capital que la tentación de fustigar a Ayuso. Pero en el reino del que no llora no mama, creo que ya lo pillo delegada, Mazón es un niñato por reclamar mejoras en Manises, sin duda innecesarias. Ahora que en esta España radial los madrileños vienen a la playa en AVE, ¿a quién preocupan un aeródromo o las carreteras? Cabe suponer que en el imaginario de Bernabé la consellera Salomé Pradas es otra caprichosa, menos mal que las guarderías nos saldrán gratis, a tenor de sus pataletas con la línea C-3 de Cercanías o el agua de la Albufera.

En este juego de equilibrios en que se ha convertido la política, ojalá tuviéramos más malcriados. Mejor nos habría ido por ejemplo en financiación, habituados como estamos a que roten los portadores de la pancarta en función de quién manda en Madrid. La pena es que el niño consentido sea Mazón, apenas una presencia molesta para Sánchez, y no Compromís, en posición dominante por simple aritmética electoral. Entre tanto nacionalismo, va y nos toca el altruista, ya ha sido mala suerte. Aunque la España de charanga y pandereta que conoció Antonio Machado quedó atrás, aquí en el 'Levante' feliz seguimos dándole al matasuegras.