Apariencia de culpabilidad

El «Señor X» de los GAL o de las conversaciones con Puigdemont se denomina ahora «el uno». Y es de tal envergadura y gravedad el torrente de indicios fundados que arroja el informe de la Guardia Civil que el asunto ha desatado el nerviosismo en Moncloa por si el encarcelado Aldama y el casi imputado Ábalos pudieran recobrar la memoria, y la lengua, con tal de mejorar su situación judicial.

De momento, la investigación de la UCO habla de trama, red y organización criminal por el asunto de la compra de mascarillas durante la pandemia, hidrocarburos, rescate de Air Europa y fraude a Hacienda. A Ábalos, Koldo y Aldama se les sitúa en el epicentro pero también quedan señalados, el director de la Guardia Civil (recientemente cesado y enviado a Washington en presunto pago por sus «chivatazos»), un comandante, un agente, los ministros Calviño y Marlaska, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y hasta una Begoña Gomez que, casualmente, se reunía en la sede de Air Europa con su presidente el mismo dia que su marido lo hacía con dos sus ministros para ver cómo ayudar a la compañía. Una aerolínea que, otra vez casualmente, patrocinaría después, su cátedra de la Complutense.

Aldama le pagaba el alquiler del piso a la novia de Ábalos mientras este le procuraba trabajo en empresas públicas. Aldama le pagó un chalet a Ábalos y Aldama se llevó 53 millones de euros en nueve contratos públicos de mascarillas y todo, según la UCO, con un Sánchez que era consciente de lo que estaba ocurriendo y un Ábalos que tuvo en todo un papel relevante en la trama. Se le cesó de ministro pero se le aseguró el aforamiento al incluirlo en listas electorales. Aunque le asiste la presunción de inocencia, confluyen demasiadas circunstancias como para dejarlo pasar. El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ya ha dado el primer paso para imputarle. La cosa es ver si alguien más irá tras él.