De las cuatro ocasiones en las que Les Arts ha llevado a escena 'Bohème', esta es, a mi juicio, la más redonda. De las tres anteriores podría destacar alguna individualidad (la dirección de Chailly, por ejemplo), pero esta vez la excelencia reinó tanto en el ... reparto, como en las direcciones musical y escénica. A nivel vocal, nunca se había contado en Valencia con un equipo de voces así. Destaca particularmente Federica Lombardi quien debutaba en el papel de Mimì. La suya parece una voz de otro tiempo, de otro mundo: posee un timbre aterciopelado de apolínea belleza que llena la sala con una emisión redonda. Me atrevo a decir que hace décadas que Italia no ofrecía al mundo una voz así y lo tiene todo para convertirse en una de las grandes. Si Lombardi debutaba, Saimir Pirgu aportaba experiencia y dominio del papel. Es uno de los Rodolfos de referencia de hoy en día gracias a una voz genuina de lírico-spinto que destaca particularmente en la zona alta.
Publicidad
La contribución local llegó con Marina Monzó como Musetta. La soprano valenciana es, sin duda, una de las grandes estrellas en ascenso de la actualidad. Lo tiene todo: una voz cristalina, un canto redondo y un rigor artístico fuera de lo común. Su interpretación fue de una epifánica perfección algo que impresiona en alguien que debuta en un papel. No hubo ni un ápice de histrionismo y a la vez el personaje mantuvo toda su frescura, su picardía y sensualidad. Y para completar el cuarteto protagonista se contaba con Mattia Olivieri, quien cuando estudiaba en el Centre fue Schaunard con Chailly. Regresa ahora como una estrella convertido en uno de los barítonos de referencia del momento. De Marcello hace toda una creación gracias a una vocalidad exhuberante pero también por una actuación escénica fresca y juvenil. Del resto del elenco destacan los escelsos Damián del Castillo como Schaunard y Manuel Fuentes como Colline.
James Gaffigan se enfrentaba a su primer título de gran repertorio como titular y no defraudó. Si la versión de Chailly hace diez años destacó por su carácter nostálgico, esta ha sido una versión viva e intensa, llena de energía y tragedia. Ambas, dos grandes lecturas. El maestro Gaffigan destacó por mostrar detalles y conseguir efectos expresivos de los músicos. Tanto orquesta como coros sonaron con la habitual brillantez y flexibilidad.
Solo en los primeros minutos la orquesta parecía algo excesiva, pero fue controlándose conforme avanzó la función para ofrecer su habitual excelencia. Emilio López ha sido el encargado de esta reposición de la producción de Davide Livermore que sitúa la acción en finales del siglo XIX combinando la escena con proyecciones pictóricas. López ha hecho un trabajo minucioso logrando realismo y energía sobre la escena con un entusiasta equipo de cantantes. Sin embargo, sorprendentemente, apareció Livermore esa noche sobre el escenario para recibir los aplausos junto a un equipo con el que no ha trabajado.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.