Tengo un amigo que se acaba de jubilar, pero que no es de esos que se ponen detrás de una valla para controlar las obras del metro, todo lo contrario. Ya saben que hay personas que se jubilan y se ahogan en un vaso de ... agua y otros que tienen cuerda para rato y aprovechan cada minuto de su día. Mi amigo pertenece a este último grupo, de hecho se ha metido a hacer reforma integral en su casa, acompañada de su correspondiente y obligatoria mudanza. Las mudanzas no se disfrutan, pero son necesarias, créanme, llevo 13 a mis espaldas. Abrir cajones, armarios y cajas cerradas con polvo suelen traer sorpresas del tipo: «mira dónde estaban las lámparas de la abuela» o «pero, ¿para qué queremos estas sábanas del siglo pasado?». Este concepto de la mudanza de una casa está muy infravalorado y comparte muchos puntos en común con los propósitos de un nuevo año; le explico por qué.
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Cada inicio de año nuevo nos cargamos de buenos propósitos, muy variados todos ellos: desde aprender un idioma, pasando por adelgazar, ir al gimnasio, dejar de fumar, tocar un instrumento o iniciar un nuevo proyecto. Es un comportamiento humano que tienen estudiado y por eso son fechas en las que nos bombardean con colecciones absurdas de sellos, monedas o coches de miniatura. Y si cada año repiten, es porque lo venden.
Dicen los que saben que para obtener éxito con los nuevos propósitos hay que marcarse objetivos alcanzables, porque apuntarse al gimnasio cuando lo más cercano de hacer deporte ha sido ver las olimpiadas en el sofá, pues va a ser que no.
Tan sustancial es implementar los propósitos como dejar atrás lo que no vale, y aquí es donde entran a jugar las mudanzas. Porque son la gran oportunidad para hacer limpieza de trastos inútiles que llevan años en un cajón de la casa y que no sirven para nada, muy similar al lastre que llevamos a nuestras espaldas y que nos impide en muchas ocasiones crecer como personas y alcanzar nuestros objetivos. En nuestra vida diaria, ese lastre puede ser un mal hábito, una mala alimentación o compañías y amistades que intoxican. Los nuevos y exitosos propósitos llegan acompañados por un cambio de prioridades que no todo el mundo está dispuesto a hacer.
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Ahora que comienza 2025, le recomiendo una buena mudanza mental para empezar este año recién estrenado. Recicle mentalmente y apunte todo lo que desea y necesita soltar: los miedos, las compañías que no suman o los hábitos que no le hacen feliz, porque todo lo que nos supone un lastre es importante saberlo dejar atrás.
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