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Es difícil encontrar un término más desagradable y peyorativo para hablar de las personas encargadas de limpiar inmuebles e instalaciones públicas o privadas que lo de 'kellys'. Tiene mucho que ver con el maltrato que, ya de por sí, reciben al estar retribuidas con lo ... mínimo. Se les paga poco y se las denomina como si fueran muy poca cosa. Lo que me llama la atención, me sangran los ojos, es cuando veo que ese maltrato se produce en una institución que debería dar el mejor ejemplo posible a la sociedad. El personal del servicio de limpieza de Les Corts no cobra desde septiembre. La empresa subcontratada está quebrada. La Cámara valenciana, que sabía del problema desde hace un año, ha mirado hacia otro lado. No hizo nada hasta que en noviembre la plantilla se buscó una defensa legal y el problema se plasmó en negro sobre blanco. Aunue en realidad hizo muy poca cosa. Hizo como que hacía, pero no hizo nada. Una quincena de personas, la mayoría mujeres y muchas con cargas familiares, no cobran una nónima desde el 12 de septiembre. Cuatro meses. Una vergüenza. Les Corts inició un procedimiento de urgencia que, en realidad, nada tiene de urgente. Pasó la Navidad, el fin de año y los Reyes sin cobrar. Han empezado 2024 con la sensación de que el parlamento les toma el pelo porque se les dio largas y así todo estaba medio limpio para que sus señorías aprobasen el presupuesto de este año sin que su propia porquería rezumase por los pasillos y los despachos de Les Corts. Han pasado cuatro meses sin cobrar, la situación no ha cambiado y todo lo que trabajen a partir de ahora no se lo pagará nadie. Porque el Fogasa solo cubre los sueldos de cuatro meses, y eso se cumplirá esta semana. En el caso de que, cuando en febrero finalice la contrata actual, haya una nueva que recupere a esta plantilla (si las recupera), hasta que eso ocurra (si ocurre), trabajarán gratis.
Da miedo pensar en un colectivo, el de los diputados, que permita que su propio lugar de trabajo sea escenario de una situación laboral y humana tan injusta. Los hacedores de leyes no son capaces de resolver el problema de aquellas que les limpian la porquería. Esas mujeres que desinfectaban todo en plena pandemia mientras los diputados teletrabajaban.
Cuando sus señorías abandonan Les Corts suelen tener palabras de agradecimiento al «personal de la Cámara». O de «la casa». Sus 'kellys'. Menos agradecimiento y más resolver los problemas de la gente, y no de cualquier gente, sino de aquella que ahora permiten que trabaje limpiando su suciedad sin cobrar. Si son incapaces de solucionar esa anomalía, imaginen el resto.
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