De repente el sistema de votar por teléfono, con cargo de 1,09 euros por tarjeta, ha sorprendido en Eurovisión por los resultados a favor ... de Israel. La sorpresa se parece a las encuestas que nos dan cada mes con el voto político. Sesgadas. El caso es comer.
El estado, o en su nombre alguna institución, ha querido intervenir, preguntando el qué, quién y cómo ha sido eso del voto tan abultado a la participante Israelita. ¿Es el lobby? Podrían decir que es un complot judeo masónico.
Eso no es cosa estatal y que el patrocinio, por cierto, es de una firma cosmética israelí. No está para dar esas explicaciones. El caso es que suena a castaña.
Traigo a colación lo leído del profesor de filosofía Marina acerca del hecho de «estar más conectados y menos comunicados». Cierto.
En alguna ocasión me han sorprendido los «me gusta» que obtienen personas o instituciones y supe que, al parecer, uno los puede comprar a miles. No me gusta.
Difícil romper relaciones comerciales con Israel. Ejercito, Armada y otros clientes quedarían afectados. ¿Lo sabe Sumar? El caso es restar para estar.
Y mientras estamos con los televotos y las encuestas, no se da demasiada importancia a la dimisión y las razones de la misma del director de economía del Banco de España.
El jefe del servicio de estudios del Banco de España, Ángel Gavilán, ha comunicado su deseo de dimitir y abrirse a una nueva etapa. La salida se produce tras presentar Gavilán este martes el primer informe anual del Banco de España con el exministro José Luis Escrivá como gobernador. que ha supuesto un giro de la institución sobre documentos anteriores en problemas como el de la sostenibilidad del sistema de pensiones y otros incómodos para el Gobierno.
El economista se llevaba a casa un salario de ciento setenta y dos mil euros y otras gabelas. ¡Y se va! Raro. ¿No?
En realidad, nos interesa más Melody.
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