

Secciones
Servicios
Destacamos
Hoy es buen momento para recordar lo que miles de vecinos de Valencia vieron (otra vez) este fin de semana al regresar a la ciudad ... después de un merecido descanso: Los accesos y la periferia en general ofrecen el aspecto más alejado de una posible postal turística o una urbe que mima su territorio.
Da igual llegar en coche o ferrocarril, el caso es que los solares se amontonan, como las viejas fábricas en desuso desde hace lustros amén de alguna alquería protegida aislada y atrapada en un vacío que no quiere nadie. Es como el chiste del que vive entre el campo y la ciudad, o sea, en un descampado. Ni el Plan General ni la Ley de Protección de la Huerta han conseguido cambiar el aspecto de este borde que se asemeja a una cicatriz mal curada. Y supone un fracaso colectivo, da igual el partido o gobierno que se nombre debido a que el daño se arrastra desde siempre.
Ahora dicen desde el nuevo Consell que van a cambiar la legislación sobre la protección de la huerta porque no ha dado ningún resultado positivo. A la espera de que ese anuncio se concrete en algo real, convendría que tengan en cuenta la unión del paisaje de la periferia y la ciudad. Pienso por ejemplo en el suelo industrial del acceso desde la V-21, una antigua fábrica de leche, donde esa normativa frenó la licencia para una residencia universitaria. Ahí siguen los restos de las naves, ocupados de vez en cuando por personas sin recursos, junto a una alquería protegida, la de Serra, donde ocurre lo mismo a pesar de las denuncias al Síndic de Greuges.
En el otro extremo de la ciudad, la pista de Silla no ofrece un mejor aspecto. Está claro que hace tiempo alguien decidió que la parte sur de Valencia debía acoger todo tipo de infraestructuras (depuradora de Pinedo, Mercavalencia, la estación de mercancías o el mayor hospital de la Comunitat) pero se podía haber planificado con algo más de gusto.
Una zona donde está creciendo un nuevo barrio al que se añadirá un centro comercial a espaldas de La Fe. Era sabido desde que lo presentaron Rita Barberá y Ricardo Bofill, aunque me sigue gustando tan poco como entonces, es decir, nada. Debemos vivir en la ciudad de Europa con más superficie por habitante de centros comerciales, a lo que se añaden todos los que hay en el área metropolitana. Supone más destrucción del pequeño comercio y demasiado uso del coche.
Por el oeste no hay mucho margen con una V-30 que lo estropea todo y una avenida, la del Cid, que no funciona como lugar de encuentro y se queda en una mera zona de paso. La excepción al abandono general se dio en la avenida Cortes Valencianas al planificarse con el propósito de que luciera pero el problema sigue en la unión con Burjassot, donde se constata de nuevo que la comunicación entre Administraciones públicas deja mucho que desear. No en vano, el crecimiento de los últimos años ha forzado al Ayuntamiento a gastarse unos euros en un itinerario peatonal, unas aceras, como dijeron ayer.
En suma, accesos feos y una periferia que ha creado barreras con la huerta más que conexiones dibujadas con rigor. Veremos en qué acaba el PAI de Benimaclet en este sentido después de un proyecto residencial al que le han pegado tantas vueltas los sucesivos gobiernos desde los tiempos de Urbem que ya estamos todos mareados.
Es tiempo ahora de planificar estas próximas jugadas. Junto a la ronda norte abundan los descampados y al fondo asoman las naves de Ciudad Fallera con sus grafitis que recuerdan todo lo que no sirve para algo útil. La ampliación del parque de Benicalap es sólo una idea de momento y Campanar no se merece esa unión con la huerta, donde la tristeza y el abandono se extienden hasta los límites con el parque de Cabecera. Lo que está lejos del centro, por desgrac ia, no existe.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.