Urgente La jueza de la dana imputa a la exconsellera Pradas y al exsecretario autonómico Argüeso

El pasado jueves les escribía -sin saber el resultado de Copa entre el VCF y el Celta- al respecto de las dudas que tenía sobre ... de cómo iba a reaccionar un equipo de niños grandes ahora que iban a empezar a tener la presión del resultado. Textualmente les decía tras dejar atrás definitivamente el descenso: «Es el cambio decisivo; jugar para ganar -Copa o posición europea- cuando la cabeza estaba sumar para no bajar. Esa presión del resultado, de agradar, de pasar eliminatorias, de ser favorito, de ser aspirante... que supone todo lo que no eras hasta ahora. La Copa ayer y el sábado ante el Athletic empezarán a responder a mis dudas».

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¿Se acuerdan? Bueno, pues mis dudas no se han resuelto. De hecho, la semana me ha vuelto un poco loco. Por partes; mis temores ante el Celta se confirmaron al 100%. El equipo de Baraja jugó con la ansiedad de un Mestalla lleno y la obligación de ganar frente a un Celta de suplentes que, sin presión, supieron manejar la ansiedad del rival. Además, el marcador ayudó a potenciar todo lo negativo muy pronto. Justo lo que me temía que podía ocurrir. A ello hay que sumar -porque hay que ser justos con la realidad- que si el VCF iba 0-2 perdiendo tras quince minutos de partido igual fue también porque Baraja salió 0-2 en su alineación.

Quedó claro que guardó su once titular para la liga y sacó varios suplentes que, simplemente, no están preparados para semejantes batallas. Rubén Baraja no jugó con sus mejores cartas y perdió. No pasa nada por decirlo. La eliminatoria la empezó a perder él con su alineación y seguro que habrá hecho su propia autocrítica. ¿Cambia eso que el técnico vallisoletano es lo mejor que le ha pasado al Valencia CF en muchísimo tiempo? Ni lo más mínimo.

El actual entrenador del Valencia es lo mejor que le ha pasado al club en los últimos tiempos

Pero les decía que sigo con las dudas porque, contrariamente a lo que se pudiera pensar, tres días más tarde vimos lo que esperábamos también en copa. El equipo, lejos de venirse abajo tras la gran bofetada copera -cosa a la que yo le tenía pánico- se levantó con más fuerza que nunca para volver a brillar en intensidad, ritmo, corazón, pelea... y fútbol. Sin fútbol no le ganas al tercero de la liga. Ese grupo de jóvenes que siguen a su entrenador hasta el fin del mundo volvieron a encontrarse con la presión -en este caso tras del inesperado resultado anterior- y cuajaron una de las tardes más redondas de la temporada.

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Y, claro, ya no sé qué pensar. Creía que el VCF-Celta marcaría el destino del VCF-Athletic y me la pegué con todo el equipo. Y creía que el VCF-Athletic marcaría el destino de la temporada y... ganó el Valencia. Así que ¿ahora qué? La realidad clasificatoria dice que el equipo está en la pelea europea y entre la séptima y la sexta plaza puede estar un objetivo que pelear. Algo impensable a principios de curso. La Real y el Betis no andan muy finos y tienen competición europea. La verdad es que la temporada ya va a ser un éxito pase lo que pase. La salvación está asegurada y el Valencia CF está en posición de soñar de ahora en adelante. Y qué bonito es soñar cuando con Lim solo tenemos pesadillas. Será por eso que el estadio de Mestalla explotó el sábado al terminar el partido? Porque hacía mucho tiempo que no vivíamos un ambiente similar por un mero partido de liga. Podemos pensar que solo había tres puntos en juego pero la realidad es que algo mucho más allá está pasando en el corazón de la gente. No sé qué es. No sé si es ilusión, esperanza, sueños o agradecimiento. Pero sí sé quién es el responsable; Ruben 'el Pipo' Baraja.

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