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Lo tiene contado el periodista Salvador Chanzá, que fue testigo aquella mañana de primavera de 1953: Bing Crosby abordó con buen ánimo su trabajo de atender a la prensa valenciana y se presentó jovial con una naranja en la mano. La fama de arisco que ... le acompañaba, el mito de que era esquivo y antipático con la prensa, se derrumbó. Todos quedaron prendados al ver cómo la naranja saltaba de una mano a la otra y el 'crooner, canturreando, decía:

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-Naranjas, naranjas de Valeeencia...

Pero hubo más, y luego lo contó Chanzá: «Y después, lleno de una euforia de valencianía turística, impresionando incluso una cinta magnetofónica, cantó para nosotros el pasodoble de Padilla con esta letra singular»:

-Valeeencia. Mucho-mucho, mucho-mucho... Valeeeencia... mucho-mucho...

Fue hace setenta años y pico. Y habría que preguntar si aquella cinta que se grabó tan temprana y espontáneamente estará perdida en algún rincón polvoriento de los archivos de Radio Nacional o Radio Valencia. Cuando se acerca el centenario del 'Valencia' de Padilla, tener esa improvisación mañanera de Crosby, esa ocurrencia, esa letra en la que solo dijo «Valencia» y «mucho-mucho», sería un golpe de efecto.

Crosby amó tanto a España, y sus campos de golf, que murió del corazón, con un hierro en la mano, jugando con César de Zulueta en La Moraleja en 1977. Antes, en 1953, cuando vino a Valencia, el actor que encarnó al padre Flanagan en 'Siguiendo mi camino', viajaba por España con su hijo Lindsey. Y con el que se citaba como su secretario, William Morrow, que en realidad era el guionista de sus películas y escritor de sus diálogos. Venían de la Feria de Abril sevillana e iban a Roma, a ver al papa Pio XII, pero sin prisa: viajando por Valencia, Barcelona y la Costa Azul. En cada ciudad les atendía el delegado de la Paramount, que hacía de embajador, y se hablaba de la última película -'Rumbo a Bali', con Bob Hope-, y de la siguiente, que iba a ser nada menos que 'Navidades Blancas'.

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-Con música de Irving Berlin y dirigida por Michael Curtiz-, dijo el cantante...

La entrevista se la hizo el periodista Pepe Mengual, otro maestro del oficio. En su trabajo dio algunas pistas de por dónde caminó un divo de la canción que quería ver la plaza de toros y se paró ante las vitrinas de promoción del cine Suizo para elogiar 'Un americano en Paris', la película que estaba en cartelera. ¿Se imaginan al empresario de la sala, cuando fue avisado y se encontró en la acera al actor del sombrero y la pipa que le tendía la mano? El recorrido de Mengual con el famoso duró una hora y terminó a las once y media de la noche.

-Ahora un baño y a dormir-, dijo como despedida.

Crosby se fue a la mañana siguiente. Pero aparte de simpatía y amabilidad dejó una impronta que gustó mucho en aquellos tiempos: el acento de un católico fiel. Nada más llegar preguntó si la catedral estaba lejos del hotel y al emprender camino hacia Barcelona, el coche le llevó antes hasta la puerta de los Hierros. La visita al Santo Cáliz era el objetivo del recorrido por el templo. A la salida, Paco Pérez Aparisi tomó la famosa foto que circula por las redes. 'Bing Crosby en Valencia', se dice en los comentarios. Pero no: hay que poner 'Bing Crosby con su hijo Lindsey y los periodistas Salvador Chanzá y José Mengual'. Las cosas en su sitio; que los dos fueron amigos y maestros míos.

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