Hubo una nota desagradable: la del disparo de centenares de cohetes, que convirtieron la ciudad en campo de batalla». Los abuelos, la redacción de 1901, ... también hizo balance, en tal día como hoy, y la fiesta le salió con muchos defectos a corregir. «Very difficult», como ha escrito el jefe Salazar. De modo que hoy, 20 de marzo, toca hacer lo de siempre: pasar página, decirnos que ya está, y que ese puesto de kebab y falafel, la cuscusería que ha funcionado en la plaza del Carmen, atiende al rigor histórico porque allí estuvo el arrabal dels Roters y la cabra tira al monte. Es como el aromático asador islámico que ha funcionado a los pies de la torre de San Valero, en la Russafa andalusí, aunque discrepo de que tuvieran, precisamente ellos, un cerdo asado de doce kilos como reclamo.
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Se acabaron las Fallas 2025. Ya está. Hoy volvemos al colegio y nos metemos de lleno en el debate -¡Dios mío, qué aburrimiento!- del pacto de Mazón con Vox. Para perder un tiempo precioso en insultos nuevos, en refinados alardes de Baldoví, Muñoz y Morant, que deberían estar mirándose por qué no han sido capaces de convencer al PP de la bondad de su oferta de pacto. Porque el martes, al escribir de Alemania, ya lo expresé de otra manera: el PP pacta con Vox porque el PSOE de Sánchez no se deja, no se sienta, no examina lo que le une y lo que le separa del partido de Feijóo.
En Alemania, mira por dónde, sí que sale la cuenta de unos partidos de estado que rechazan los extremismos: 208, más 120, más 85: cuatrocientos trece. Bingo. Bundestag, gobierno y a intentar liderar Europa en unos tiempos que vienen muy recios, con tambores de guerra. A plantar cara a una Rusia que se va a quedar a un tiro de piedra de Varsovia y Estambul; que se puede merendar a Eslovenia y Moldavia y con un Vladimir que tiene más amigos en Bielorrusia y Hungría que en su propia casa.
Pero aquí no nos sale. Hacen falta unos presupuestos autonómicos para esbozar el horizonte después de las inundaciones, y ese dinero sería excelente que se comunicara con el que proyecta invertir -si lo proyecta- el gobierno de Pedro Sánchez. Pero no hay forma, no hay manera de que cunda la sensatez y pacten los dos grandes partidos. No hay manera de que el PSOE, en vez de pedir a Mazón que se vaya, le hagan quedarse atado, prisionero en la cárcel de una reconstrucción diseñada por el PSOE. De modo que es legítimo preguntarse si los socialdemócratas de aquí, quieren vivir del repelús que provoca Vox y lo prefieren a la reconstrucción. Al socialismo español, asediado por la corrupción, le interesa asustar con la imagen de un PP sujeto a Vox. Y a fe que Vox lo sabe, más y mejor que el PP, y trabaja de firme para propiciarlo.
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Pero así estamos: pendientes de Baldoví y del misil M142 Himars. Vente a Alemania, Pepe.
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