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Dos partidos consecutivos contra rivales absolutamente opuestos en su manera de funcionar, en su manera de hacer. Y en todos los sentidos, Girona y Getafe son claros referentes de dos tipos muy distintos de fútbol. El Girona, posesión, futbol ofensivo, no demasiado agresivos en las ... disputas, y convencidos de controlar el juego al máximo para lograr el objetivo final, la victoria. El Getafe, ataque vertical, pelotas divididas, rozando el límite en las disputas, encontronazos, protestas, tensión y a jugar. Todo vale en el mundo del fútbol, buscando los tres puntos cada partido, cada uno utiliza sus armas, o mejor dicho, su modelo, y a ello se tienen que adaptar los rivales que los enfrentan. En este caso nuestro Valencia, equipo plagado de jugadores jóvenes que, aunque sobradamente preparados, se disponían a disputar un encuentro de los que curten. Y no debían dejarse intimidar, muy rápidos en la concepción de la jugada, acertados en la ejecución, y nada de repeler enfrentamientos antideportivos. Sin más, no es fácil, pero a eso se tenían que dedicar nuestros futbolistas. Sin Gayá, Baraja pudo componer un once competitivo, y con alternativas en el banquillo. Con las mismas carencias de siempre, pero con casi todos disponibles esta vez, salvo el mencionado Gayá y Almeida, al que ya tengo ganas de ver de vuelta. Y a falta de esa agresividad desmedida, sin Damián Suárez sobre el terreno de juego más fácil es, imaginaos la primera mitad, al menos hasta el minuto treinta y cinco, posesión de Getafe, que juega en campo contrario de manera continuada, y no genera ni una sola ocasión en la que pudiésemos ver a Mamardashvili. Y como oponente, un Valencia que recupera y pierde, recupera y pierde, recupera y pierde, y como con el meta visitante, sólo se nos permitió ver a su portero, David Soria, cuando sus propios compañeros le cedían la pelota. En los últimos diez minutos, alguna salida por banda derecha de Correia llegando a línea de fondo, un libre indirecto lanzado sobre el área visitante buscando remate, y poco más, pero más equilibrado. Duro de ver, pero el Valencia no iba perdiendo, suficiente para esperar algo más en la segundo mitad, y lógicamente, algo mejor para nuestro equipo. No comenzó mal el Valencia la segunda parte, pero rápidamente, a los cinco minutos, la expulsión de Paulista lo devolvió a la misma dinámica de la primera media hora de encuentro. Repliegue intensivo, un 4-4-1, recuperar y perder, recuperar y perder. Y durante el resto de enfrentamiento, a pesar de estar con un jugador menos, el equipo defendió bien, no concedió lo que se presumía iba a hacer tras la expulsión, y cuando lo hizo, Mamardashvili apareció, pero no tanto. Finalmente, Mayoral acertó tras remate en centro lateral, situación defensiva que, hasta esa jugada, el Valencia estaba neutralizando perfectamente. Volvimos a perder, esta vez tras un muy mal partido, seguimos trabajando y esforzándonos al máximo, pero no nos llega en lo que se refiere a control de juego y juego ofensivo. Un mal Getafe nos derrotó, pero principalmente, y aunque no se hubiesen llevado la victoria, la sensación de que nos superó en todo.

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