La tomatina de Mazón

El presidente de la Generalidad participó este año en la tomatina como un mozo más. Sin embargo los tomatazos más contundentes no se los dieron en Buñol. Se los atizaron do más le podía doler: en su localidad natal y por retirarse del contencioso administrativo ... interpuesto por la Universidad Miguel Hernández (UHM) contra la decisión del Consell de Ximo Puig de restituir los estudios de Medicina a la Universidad de Alicante (UV). Dicho de otro modo: por dejar en la estacada a la academia de la capital alicantina siendo como es discípulo del que se los llevó a Elche. La medida sólo podía volverse en su contra y reavivar la rivalidad existente entre Alicante y Elx, como así fue. Por lo que de poco le han servido las alegaciones de JA Rovira en el sentido de que sólo les anima la voluntad de «mantener una posición neutral» en una disputa entre dos universidades. Ha quedado como Vellido Dolfos por allanarse ante Elx, ciudad donde en 2021, siendo presidente de la Diputación, quedó como la Chata por precisamente lo contrario: por anunciar la construcción de un gran palacio de congresos en el puerto de Alicante prometido anteriormente a Elche. Desliz que le obligó a retomar el proyecto ilicitano donde lo dejó, como ahora se ha visto en la necesidad de improvisar una solución de emergencia, un inconcreto «campus sanitario» (¿?) que no satisface a ninguna de las partes. ¿Era lógico que la Consejería de Educación se retirara de la demanda? No era lógico, era de Catón aunque sólo fuera por no incurrir en la contradicción de actuar contra sí misma. O porque España es, tras Corea del Sur, el país con más centros de enseñanza de esta disciplina en el mundo y a lo hecho, pecho. Pero como se da la casualidad de que la UA es gato escaldado; de que la inhibición acordada es susceptible de ser interpretada como una adhesión a la posición de la demandante -la UMH-; de que fue el mentor político de Carlos Mazón -Eduardo Zaplana- el que desgajó la Facultad de Medicina de la UA en 1996 y de que fue el valedor de Rovira, Diego Such, el que llevó a cabo esa inaudita operación, por no hablar de que Rovira es de Sant Vicent del Raspeig, localidad de donde nunca se movió la facultad pese a que cambió de manos y de que la resolución se tomó con nocturnidad -2 de agosto- y alevosía -bajo mano, sin dar cuenta de ella- sus paisanos le han puesto verde. Hasta JR Gil, una comprensiva autoridad periodística «dellà» y «deçà lo Xúquer», ha acusado al gobierno de Mazón de estar haciéndole la cama a las universidades privadas. Abriendo el Portillo de la Traición al que antes aludí.