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Trazos

Patraña hipócrita

Lo que mata de verdad es el fanático discurso ecolojeta

Viernes, 15 de noviembre 2024, 23:23

Vergonzoso. Miserable. Cobarde. Indecente. Sánchez huyó esta semana del Congreso de los Diputados. Para evitarse dar explicaciones sobre su inacción criminal tras la gota fría ... que ha asolado Valencia. Se fue lejos. A la cumbre del clima. Desde allí dijo que el cambio climático mata. Lo mismo repitió Teresa Ribera en Bruselas. La Vicepresidenta del Gobierno responsable de las Confederaciones Hidrográficas. Desaparecida durante la tragedia. Andaba en Bélgica y Francia. Moviéndose en su beneficio. Ser confirmada como Vicepresidenta primera de la Comisión Europea. Tal y como populares y socialistas pactaron. Por mucho que ahora Feijóo pretenda escurrir el bulto. Salirse del lío. Aparentando que le pone la proa a aquella. Aunque -por supuesto- ofreciéndole al PSOE mantener su apoyo si la sustituye por otro. El Ministro de Agricultura, Luis Planas. Esto es, lo de siempre. El viejo bipartidismo empeñado en reiterar su endogámico manual de trapicheo. Así que Sánchez mandó al Ministro de Administración Territorial para que fuera su vocero ante la Cámara Baja. Con el fin de intentar colarle a la Nación una versión falaz de por qué el Gobierno eludió su inexcusable obligación legal de asumir la dirección de todas las operaciones de auxilio después de producida la catástrofe. Y otra vez repitiendo el enviado la misma patraña hipócrita. Que el cambio climático mata. Aduciendo además una sandez colosal. Inaudita. Rotunda. Mayúscula. Que el Gobierno no declaró el «nivel 3» de emergencia en base a que no se había tomado nunca tamaña decisión. El colmo. Argumento pueril, inservible. Porque el Tribunal Constitucional ha establecido que la competencia en materia de protección civil dependerá de la naturaleza de la situación de emergencia y de los recursos a movilizar o también variará si la calamidad es de tal envergadura que requiera una dirección de carácter nacional. Supuesto este último que casa fielmente con la extraordinaria devastación producida el 29 de octubre. Por eso hay que poner las cosas en su sitio. A las claras. Lo que mata de verdad es el fanático discurso ecolojeta. El que impide construir obras hidráulicas. El que destruye presas hídricas. El que prohíbe la limpieza de cauces y barrancos. El que propicia el oscuro negocio que supone alimentar una legión de chiringuitos sectarios. Dóciles. Subvencionados. En definitiva, el culpable manifiesto de permitir que el Barranco del Poyo haya seguido siendo una amenaza mortal. Conocida hace siglos. Es preciso pues sentar a Sánchez, Ribera y Marlaska en el banquillo. Cuanto antes. Vox ya ha presentado la querella correspondiente. Para hacer justicia a las victimas. Como toca. Es deber de dignidad nacional.

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