Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

Hacía tiempo que no me divertía tanto en el teatro. Lo pasé en grande viendo 'El agua de Valencia' en la que los personajes no son los actores, por cierto fantásticos en la interpretación, sino el mundialmente reconocido, nada más y nada menos, que Félix ... Lope de Vega y Carpio, acompañado por el más importante dramaturgo de la escuela valenciana del siglo XVI, Guillem De Castro, Guillem con 'm' como insiste en recordar de Castro reiteradamente al poeta, y Constança de Perellós, que componen una actuación rayando la perfección y yéndoles a la misma altura Bernard Catalá de Valeriola, Saïdia y 'la Mastuerza'.

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Estos personajes que existieron en la vida real de nuestro Siglo de Oro son interpretados por un elenco de extraordinaria valía, que nos transporta intermitentemente a aquella época y al siglo XXI. Una comedia musical, en la que se plasman las aventuras de Lope de Vega en la capital del Turia tras su expulsión del Reino de Castilla y en la que exhibe su lado «de genio, amante, borracho, pendenciero y jugador» como predecesor del Juan Tenorio zorrillano.

En la obra de Daniel Tormo, Anna Marí y Javier Sahuquillo brillan el ingenio, el arte y la belleza, alcanzando un momento estelar cuando Juan José Sevilla (Lope) declama como fruto de una apuesta «Un soneto me manda hacer Violante...», para mí el más glorioso junto al cervantino con estrambote «Al túmulo de Felipe II».

En el escenario se representa El Corral de la Olivera, se dejan píldoras del odio acérrimo del poeta hacia Quevedo, que queda plasmado al introducir citas desde «poderoso caballero…» hasta «érase un hombre a una nariz pegado». Como tampoco le duelen prendas al abusar de la ingenuidad y admiración de Raúl Lledó (Guillem De Castro) ni en exponer su relación amorosa con Valencia, donde encontró un grupo de literatos y dramaturgos con lo que se crearía la «Academia de los Nocturnos».

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Durante los cien minutos -se me hicieron cortos- subyace la reivindicación de la mujer en un tiempo en el que su protagonismo se sentía reprimido. Por ello, Rebeca Valls (Constança) se ve obligada a disfrazarse de Constantin, no sólo para competir con el machismo sino para superar al género masculino. Un personaje que marca un antes y un después en la Historia.

Junto a ellos bordan sus papeles Paloma Vidal como Jerónima Galés, la primera impresora de Europa, Marta Estal (La Mastuerza), Sergio Villanueva (Valeriola) y Aina Gimeno (Saïdia).

Un éxito en la programación del Centro Cultural Rambleta de Valencia. No hay que dejar de verla, a pesar de que la última representación será mañana. Así es la vida.

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