La enorme crisis abierta por la dana entra en una fase en la que se evidencia que los tiempos de los afectados no son los ... de las administraciones. Y es lógico. Los damnificados necesitan con premura revertir los daños materiales que les ha traído la riada. Las administraciones, por su parte, tienen ante sí un mastodóntico reto de gran complejidad que cada día muta a nuevas urgencias: las montañas de coches y restos, la seguridad de los edificios, la logística básica de las ciudades, las crecientes afecciones sanitarias... Nuevas urgencias a las que se suma la sensación de que las ayudas no fluyen con la velocidad que se precisa. Situación que se agrava, y desata la preocupación, cuando escuchamos advertir a Mazón del riesgo de colapso en el gasto social si Sánchez no desbloquea los tres mil millones del FLA. La complejidad de gestionar el momento se comprende; que jueguen con la financiación y enreden con las ayudas, no. Sería deplorable, pero seguro que no lo hacen. De un sorbo y sin azucarillo.
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