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El desfile de presidentes autonómicos por el Palacio de la Moncloa que hemos ido viendo estas últimas semanas es una muestra de cómo el presidente ... de la nación, Pedro Sánchez, rebaja su protagonismo, convirtiendo ese paseíllo en algo próximo a lo que se podría llamar trámite. Aunque, igual es sólo una sensación. Sea como sea, lo que es indiscutible es que despoja a cada autonomía de su legítima aspiración a defender su singularidad, que todas quieren tener con absoluto derecho. En algunos casos, una singularidad basada en cimientos históricos, como pasa en nuestra región donde, precisamente la próxima semana, se celebra la fiesta grande: el 9 d'Octubre.
Para Carlos Mazón, será su segundo año pilotando uno de los días más especiales que puede vivir en su trayectoria un presidente de la Generalitat. Y lo es porque se deposita en él todo el protagonismo institucional que tiene la figura de 'molt honorable' y porque, más que nunca, se convierte en el principal embajador de esta tierra. Como él mismo dijo tras reunirse con Sánchez el pasado viernes: el alcalde de más de cinco millones de valencianos.
De hecho, el 9 de octubre, la propia Generalitat pone en valor a personalidades e instituciones que representan lo mejor de nuestro territorio. Lo hace concediendo, de forma consensuada, sus máximas distinciones. Y es, en ese acto, el propio Mazón quien las entrega en mano. Dando paso a una imagen cargada de simbolismo. La instantánea que refleja el nivel de compromiso y responsabilidad que tiene ser presidente de esta autonomía histórica, con unas raíces tremendamente arraigadas, con una diversidad territorial compleja pero absolutamente rica y con unas oportunidades de futuro envidiables y en continuo desarrollo. Por su estratégico entorno geográfico y por la valía, talento y valores de los propios valencianos.
Es en esta nueva cita con el día grande de la Comunitat cuando Mazón, una vez asentado ese primer año de gestión, debe asumir por completo la trascendencia de su rol como presidente. Presidente de todos los valencianos, sin distinción. Más allá de sensibilidades ideológicas y de preferencias territoriales. Presidente de todos porque es lo que implica el contrato de asumir su muy honorable puesto. El responsable, como cualquier CEO de una empresa, de hacer que se cumplan los derechos y las obligaciones de los ciudadanos que gobierna. Y, por tanto, de favorecer que los más vulnerables sean protegidos; que los más talentosos sean reconocidos; que los más admirados reciban el cariño merecido; que los que deben escribir nuestro futuro estén respaldados...
Mazón representará este 9 d'Octubre -y el resto de días del año-, a cada uno de los valencianos. Y él deberá ser quien garantice un porvenir digno al recién nacido; el que vele porque la educación de nuestros hijos esté libre de intrusismo y vaivenes ideológicos; el que trabaje, con su equipo, para que un joven tenga la formación necesaria y las herramientas necesarias para tener las salidas laborales garantizadas. Debe ser quien tenga una sensibilidad especial con quien vive en la dependencia, con nuestros mayores que necesitan el abrigo de un centro de día o el cobijo de un residencia; con las familias, que ven cada vez más difícil llegar a final de mes. Mazón debe ser quien de voz al empresario más apoderado pero también al trabajador con sus derechos vulnerados; al recolector de naranjas, que trabaja de sol a sol, y al agricultor, que batalla con la sequía; a las mujeres maltratadas, que siguen siendo miles y viviendo situaciones cada vez más extremas; a los menores que llenan los centros tutelados, y precisan de un mañana cuando cumplen la mayoría de edad; a los pacientes que esperan meses para ser operados; o a los últimos habitantes de un pueblo del interior donde la vida fluye bajo la losa del olvido.
El jefe del Consell, como antes sus antecedentes, es el presidente de los músicos de nuestras bandas, del pilotari y del que sublima nuestra gastronomía; del poeta, del escultor y de quien diseña nuestra vida cotidiana. Es quien representa a quien habla valenciano y a quien lo hace en castellano. A quien es de aquí y a quien llegó buscando un futuro mejor. Y todo eso implica que el jefe del Consell, quien hoy repasa su gestión en una amplia entrevista con motivo del 9 d'Octubre en nuestro periódico, deba -ya lo está haciendo- profundizar en su papel institucional. Porque él mismo, un año después de llegar al Palau, sabe que el peso de la Senyera es grande. Por el honor de representarla; pero también por la responsabilidad que tiene el conseguir que nunca se incline frente a nadie. Porque ella representa a cada uno de los vecinos de esta tierra. Sin omisión, ni marginación. Y eso supone, batallar por la financiación, por soterrar las vías en Alfafar, por finiquitar la guerra del agua, por salvar la Albufera... Acentuar el tono reivindicativo y agrandar el papel integrador.
Es domingo, 6 de octubre. «I un llarg camí de veus / i de cossos que saben / ser terra i cel i riu, / i memòria i font / i alba». Del poeta valenciano Marc Granell.
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