Urgente Pradas entrega a la jueza una fotografía del Cecopi el día de la dana: no hay pantallas con información

Existe la suerte, la fortuna, la baraka como diría mi amigo Juanjo Braulio? Pues claro que existe. Conozco a personas a las que la dana ... judicial, la que ha llegado después de la terrible riada del 29 de octubre, no les ha cogido por un pelo, o por un relevo en un departamento apenas unas semanas antes de que las lluvias torrenciales arrasaran media provincia de Valencia. Elisa Núñez o Javier Montero no van a tener tiempo suficiente para agradecer la decisión de Vox, es decir, de Santiago Abascal, de romper los acuerdos de Gobiernos autonómicos con el PP, aunque fuera por culpa de ese Alvise que hace nada parecía un malhechor y ahora... lo sigue pareciendo. A ellos, y no sólo a ellos, se les apareció la Virgen, sin saberlo, el día que la calle Bambú decidió soltar amarras con el PP. Abascal reúne hoy en Valencia alrededor de una paella, o de varias, a algo más de 2.000 comensales. El líder de Vox se ha convertido por unas u otras razones en pieza clave para entender la actual arquitectura de poder institucional de la Comunitat Valenciana -el acuerdo de presupuestos con Mazón- y del Ayuntamiento de Valencia. El partido de Abascal resulta determinante para asegurar la estabilidad de uno y otro. De manera que pocas bromas. No escucharán un solo reproche o una palabra más alta que la otra a dirigente alguno del PP valenciano hacia esta formación. Que sí, que Feijóo puede haber visto la oportunidad de rascar votos por su derecha con esa inexplicable posición de Vox con los aranceles que se ha sacado Trump de la manga. Pero que no espere el líder gallego que salga Mazón a acompañarle en la crítica. Ni el dirigente valenciano, ni ninguno de los presidentes populares que aspiran a contar con los votos de Vox para sacar adelante sus presupuestos autonómicos. En eso, igual que en los pactos de Gobierno de 2023, a Feijóo no le queda otra que asumir que una cosa es lo que le pueda convenir a él, y otra no necesariamente idéntica lo que le interese a sus barones regionales. Y de eso podrá echarle la culpa a Mazón o a Rita la cantaora, pero lo que hay es lo que hay.

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Eso sí, atribuir simplemente a un golpe de fortuna el devenir de Vox constituiría un error importante. El partido de Abascal se aprovecha de la ineptitud de todos los Gobiernos centrales y autonómicos que han pasado por Madrid y por la Generalitat y que nunca han tenido entre sus prioridades preparar barrancos como el del Poyo para una avenida de agua tan brutal como la del 29 de octubre. Si hay un partido que puede rentabilizar políticamente la dana es precisamente el de Abascal, porque no será el PP por razones obvias, ni el PSOE de Pedro Sánchez y Teresa Ribera, ni ese Compromís que aplaudió esa ley de la Huerta que impidió en su día encauzar los barrancos más agresivos. De hecho, podría llegar a concluirse que Vox es el principal beneficiado del... cambio climático, porque las encuestas que se han dado a conocer dicen que es el único que crece con claridad a partir de lo ocurrido.

Abascal como facilitador de los presupuestos autonómicos, igual podría explicar a cargos y seguidores valencianos cómo se justifica eso de ser primero gobierno, después pasar a la oposición, y ahora sostener al Consell del PP. Pero ya puestos, el líder de Vox podría detallar cómo se compatibiliza su posición sobre los aranceles de Trump con el futuro del campo de la Comunitat, de Ford Almussafes, del calzado valenciano o incluso de la gigafactoría. Y ya puestos, podría ayudar a explicar ese empeño suyo por dar a conocer la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) a la que quiere recortar el presupuesto y, de paso, sacarla de esa invisibilidad en la que vive.

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