La verdad de la falsa cita de Bismarck
JUANJO BRAULIO
Domingo, 13 de abril 2025, 00:27
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JUANJO BRAULIO
Domingo, 13 de abril 2025, 00:27
A Otto Von Bismarck se le atribuyen más y mejores frases que las que dijo en realidad. Algo así también le ocurre a Winston Churchill, ... Groucho Marx, Óscar Wilde y, aquí en España, a Francisco de Quevedo. De hecho, las mejores sentencias de estos y otros personajes históricos suelen ser apócrifas, pero, como se dice en italiano 'se non è vero, è ben trovato'.
Se cree que el llamado Canciller de Hierro dijo aquello de que España es el país más fuerte del mundo porque los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido. La máxima parece pintiparada para describir nuestra atormentada y, en demasiadas ocasiones, sangrienta historia contemporánea que solo se consiguió enderezar por el camino de la democracia y la concordia a partir de 1978 con la aprobación de la Constitución.
Aun falsa, la sentencia de Bismarck duele como solo sabe hacer doler la verdad. Que España es un país con ciertas tendencias cainitas no es ningún secreto. Y que ese impulso se hace especialmente intenso cuando nos sobreviene una tragedia es una repugnante realidad. Costó años de dolor y sufrimiento encontrar una posición común de los partidos políticos para acabar con la barbarie de ETA e incluso ahora se abren las puertas de las instituciones a sus herederos políticos como si no hubiera pasado nada. Tampoco durante la pandemia (salvo para Ábalos, Koldo, Aldama y algunos espabilados más a los que les fue muy bien en términos de cuentas corrientes, chalets, pisos y putas) fuimos buenos por mucho que aplaudiéramos al aire en los balcones como idiotas todas las tardes, ni salimos mejores cuando acabó aquella pesadilla. Simplemente salimos como pudimos.
Mucho me temo que, de las consecuencias de la dana del 29 de octubre vamos a salir como buenamente podamos. Y no será bien. Las brutales riadas del día de San Narciso -a decir del maestro Ferran Belda en sus espadazos- se llevaron más cosas además de las vidas de 233 personas (pues cuento las siete víctimas de Castilla-La Mancha y la registrada de Andalucía) así como infraestructuras y bienes. Destruyó también la confianza en el Estado. En todo el Estado. Una confianza que el Gobierno no parece demasiado interesado en reconstruir.
No hay más que ver como se lamenta el vicepresidente Gan Pampols para comprobarlo. El teniente general retirado comentaba esta misma semana que, por mucho que buscara, no encontraba por ninguna parte los 16.600 millones de euros que el Gobierno dice que ha movilizado para la reconstrucción al tiempo que recordaba que más de la mitad de los 4.600 millones repartidos corresponden a pagos del Consorcio de Seguros que, imagino que saben, no es dinero sacado de otra partida de los Presupuestos Generales del Estado sino de lo que usted, servidor de usted y todo el mundo que ha contratado una póliza ha pagado por adelantado.
Es solo un ejemplo, pero uno de muchos, de demasiados ya durante casi seis meses, de que el Estado, todo el Estado como dijo otro militar, Sabino Fernández-Campo durante otro momento crucial de nuestra historia reciente, el 23-F, ni estuvo durante la dana ni está durante la reconstrucción.
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