Custodiar la memoria

Porque es artista y muy sensible e imaginativa, Ana Ulloa concibió una colección de objetos que ofrecen quienes conservan útiles de un pasado, objetos de una narración oral que se traduce en escritura, y queda allí, junto a lo donado; un testimonio alrededor de una caja de galletas de la década de 1930, que terminó como costurero con acerico de seda donde pintaron un payaso; una máquina que servía para fabricar cigarrillos domésticos; la maquina de Cine Nic que encandilaba a los críos de la gris posguerra gracias a películas de los Tres Cerditos y Popeye impresas en cintas. Los objetos y su historia quedan expuestos como en un museo, con opción a leer las historias tras enguantarse y proteger de tocamientos y huellas.

En la asombrosa Oficina de Memoria Objetual puede descubrirse el rosario de azabache con el que rezaba la abuela; la benditera, de la casa de campo; el cuaderno de bailes que se solicitaba en el salón de algún palacio; las tarjetas de visita, las estampas que comunicaban novenarios, los antifaces de raso negro y un largo historial de útiles de escuelas.

Un mundo del pasado que gracias a Ana Ulloa nos invita a rescatar de papeleras, contenedores y cubos de basura, piezas con su historia que también se puede conocer en el espacio teatral que celebra determinados días.

Añadamos que la Oficina de Memoria Objetual pertenece a la Llaboreta Spain, lugar donde se realizan actividades artísticas como ensayos, talleres monográficos, recitales y grabaciones. Valencia cuenta ya con un nuevo museo, auténtico guardián de 'memoria objetual'.