Pequeña historia

En este local tuvo su centro el Círculo de Bellas Artes, en la primera década del siglo XX; y se cuenta que el hermoso parqué de nogal sobrevivíó hasta la riada de 1957. Al encuentro de los artistas sucedieron las elegantes que acudían a la joyería Perales y Compañía, inaugurada en 1912. Y en 1924, Margarita Fasserant abría una perfumería francesa.

La palabra chic se acuñaba para todo lo vinculado a la capital francesa; de allí llegaban carmines para labios en forma de corazón y los lápices que dibujaban en la barbilla o mejilla una peca; también los polvos que exigían una borla de plumón de cisne o las esencias que los modistos comenzaban a lanzar.

En la posguerra, una perfumería con nombre de novela rosa, Lucy, siguió a la de Fasserant y el establecimiento conquistó popularidad porque compartió el espacio con señoras que subían puntos a las medias gracias a las máquinas Vitos.

Aún siguió otra perfumería, Comercial Goberna y se desdobló el local para acoger a la Platería Tatay. Y aún siguió Paco Palop, cambio total de cosmética pasando a lo ecológico, con dominio de flores, hierbas y plantas.

La malva, la camomila, la salvia, la caléndula, la rosa, la azucena, el azahar, la violeta, el nardo, el jazmín y un largo etc., en frascos originales y caprichosos, eran reclamo con sólo entrar en el histórico comercio dedicado a la mujer que gustó de atraer.