Secciones
Servicios
Destacamos
No imaginaba yo al ministro Urtasun demasiado aficionado al circo. Al de verdad, me refiero. Al otro, algunos políticos de izquierdas le tienen verdadera devoción. Y algunos de derechas, cierta vocación tardía. Pero a un ministro de Cultura como éste, que pretende establecer su propio ... canon respecto a lo que es cultura, no lo hacía yo inmerso en la defensa del «mayor espectáculo del mundo». Es más, sospecho que, de no haber habido polémica con su ausencia en Notre Dame, posiblemente no le hubiéramos escuchado un apoyo tan explícito. Bienvenido sea al mundo de la realidad histórica que nos habla de una tradición de décadas, cuando no de raíces milenarias, en uno de los pocos shows que existían aun cuando nadie sabía lo que era un show y ni siquiera los poderosos conocían otras formas de diversión.
El problema es que la urgencia por defenderse le ha llevado a hacer una apología global del circo, incluido, posiblemente sin calcularlo, el que hace uso de animales para la diversión del público y que ha vuelto a tolerarse en la Comunidad Valenciana. En sus declaraciones, el ministro no matizó qué es permisible en un circo o qué no lo es, tanto como para que esté presente el titular de Cultura en su manifestación. Y esa carencia resulta extraña en un político que entró en el ministerio como elefante en cacharrería determinado a acabar con las políticas coloniales de los museos o a finiquitar el Premio Nacional de Tauromaquia por la defensa que hace su partido del bienestar animal.
Quizás todo ocurrió así porque en principio su ausencia de París, en la reapertura de Notre Dame, se debía a un motivo familiar, pero ese compromiso se tornó poco después en institucional y alguien pensó en convertir su tarde de circo en una obligación laboral. «Voy como ministro», dijo en su comparecencia en el Congreso. «Es una gran actividad cultural, disculpen ustedes», remató para zanjar el asunto. Un alegato que supone una alegría, sin duda, para el sector. No es solo un padre que lleva a su hijo al circo, como tantos otros, sino un representante del gobierno de España que muestra, con su presencia, el apoyo a una gran actividad cultural. Actividad que, por cierto, siempre ha convertido a los animales en parte del espectáculo tal y como se permite hoy en Valencia. Ese aspecto, polémico en los últimos años, es algo sobre lo que su partido se ha manifestado reiteradamente en contra. Así pues, surge la duda: ¿Vendrá Urtasun también a Valencia para defender esa «gran actividad cultural» disfrutando del circo con dromedarios o camellos?
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.