Lo prometieron. Dijeron que no nos olvidarían y hoy vuelven a Valencia. Los reyes estarán esta tarde en la catedral para asistir a la misa en memoria de las víctimas de la DANA. Y lo harán sin discusiones bizantinas sobre la separación Iglesia-Estado, la ... laicidad de las instituciones, y bla, bla, bla. Los reyes estarán allí para hacerse sentir cerca de quien más sufre, de las familias que han perdido a sus seres queridos, más allá de la fe o no fe que cada uno libremente pueda tener. Es el momento de la oración como el mejor regalo que el creyente puede ofrecer, y también del abrazo cariñoso como el signo más profundo de la humanidad que todos compartimos. No neguemos a nadie un abrazo, pero tampoco una oración. Quién sabe.
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Los reyes prometieron no olvidarnos y lo hacen con pequeños gestos, como los de la reina difundiendo por todas partes a aquellos pequeños comercios arrasados por la dana a fuerza de lucir sus vestidos o sus joyas, o con grandes gestos como estar y permanecer cuando otros rehúyen el encuentro.
El riesgo es el paso del tiempo y la avalancha de asuntos, polémicas y crisis que vendrán. Ahora, hasta el barro está fresco, pero, con los días, los meses y seguramente los años, las aguas bajarán, el barranco volverá a estar seco y costará un mundo recordar todo lo que pasó desde la Meseta. A eso habrá que añadir nuevas preocupaciones, sobresaltos y urgencias que desplazarán a los cansinos valencianos.
Pero las instituciones están, entre otras cosas, para asegurar la memoria cuando la nuestra flaquea. En ellas, esa memoria no va vinculada a la emoción que es capaz de grabar a fuego un recuerdo o, por el contrario, diluirlo en el pasado con tal de no recordar el dolor que la experiencia produjo. Así es como las personas recordamos, con el evento enlazado a lo que nos hizo sentir. Las instituciones, en cambio, son distintas; ellas tienen archivos, agendas y memorandos. Allí no hace estragos el Alzheimer. Por eso cabe exigirles que recuerden, que insistan y que se aseguren de que la memoria se mantiene intacta. Para eso está también la prensa, otra institución más. Los periodistas guardan memoria, rescatan del olvido y preguntan, machaconamente, por aquello que quedó pendiente. Las hemerotecas son el peor enemigo del olvido.
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Así, pues, los reyes prometieron no olvidar a los valencianos. También lo hizo LAS PROVINCIAS en su portada del 29 de noviembre, al mes de la tragedia, con el titular «no os olvidaremos». Pero la prensa tiene una tarea añadida: recordar sus compromisos a quienes prometieron no olvidar.
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