Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027

Viendo el baile de versiones que unos y otros han ofrecido sobre lo que hicieron durante la tarde del 29 de octubre, no puedo evitar preguntarme qué les preocupaba en esas horas a nuestros dirigentes. 'A priori', quiero pensar que era la seguridad de personas ... y bienes, pero cada vez tengo más dudas al respecto.

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Deben de ser los únicos incapaces de contestar con una sola versión a la clásica cuestión que nos harán los recién llegados dentro de veinte años: «¿Recuerdas dónde estabas y qué hacías cuando la dana arrasó Valencia?». Y, como hacemos ahora, cuando nos lo preguntan respecto al 11-S o al 11-M, rememoraremos aquel día y diremos que sí. Y tanto que sí. Cómo olvidarlo.

La mayoría de nosotros sabemos perfectamente dónde nos pilló y con quién hablamos. Con amigos, con familia, con compañeros de trabajo: «¿estáis bien, estáis en casa? No salgáis que estoy viendo vídeos de Utiel, de Chiva y de Buñol y la cosa pinta mal». Y los que viven por la zona, escandalizados por lo que sucedía y por la inconsciencia de quienes, desde fuera, reclamaban que la vida continuara. Sin idea ninguna de la dimensión brutal del desastre. Quizás, para la mayoría, eso constituye lo único inconfesable del día. La frivolidad con la que bromeábamos de lo irrelevante, ignorantes todavía de lo que estaba pasando a veinte minutos de casa.

Pero sí, lo que nos preocupaba era el bienestar de familiares y conocidos y la prevención de todo lo malo que pudiera derivarse de una situación excepcional de la que habíamos sido advertidos por la propia portada de LAS PROVINCIAS de aquel 29, donde se alertaba de la «preocupación por ramblas y barrancos». Espero que también eso, pero aplicado a toda la ciudadanía, fuera la prioridad de quienes estaban en el Cecopi en ese momento y en los días posteriores. A juzgar por la insistencia en llamadas, borrado de registros en el móvil y derivaciones hacia aplicaciones de mensajería telefónica, parece que lo urgente era eliminar pruebas de la ineficacia, la ausencia o la despreocupación. Pruebas, pruebas, que es lo que les «j...», diría la Pantoja en esas lides. Y hasta el Fiscal General del Estado querría tener a una Olivia Pope cerca de él para eliminar todo rastro.

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Ese afán de limpieza inmediata de los dispositivos electrónicos siempre genera inquietud, ya sea del presidente de la Diputación, de los discos duros de Bárcenas o del registro de entradas a la sede del PSOE en la calle Ferraz., que está pidiendo a gritos recuperar el servicio de palomas mensajeras. Un político a lo Marie Kondo es de lo más sospechoso.

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