Parece que todo acabará (por fin) mañana, pero no. Las novenas europeas, las más extrañas de cuantas recordamos, dejarán un escenario político con consecuencias. No ... entraremos al juego de hacer vaticinios ni pronósticos de resultados temerarios, pero fieles al asueto de tomarnos un día -otros tuvieron cinco- para reflexionar sobre el futuro, bien será que veamos dónde estamos. Empezando por reafirmarnos en el carácter plebiscitario que se le ha dado a unos comicios que en nuestro país no han supuesto ni un minuto a los temas comunes que afectan a los 27 estados miembros; ni agricultura, ni defensa, ni economía, ni inmigración... nada. Aquí todo gira sobre un ring de boxeo o un patio de colegio, según se vea: si gana Feijoó o gana Sánchez. No hay más. Ni interesa otra cosa.
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Es todo tan excepcional como tener de candidata socialista a una señora que ha reconocido que no piensa recoger su acta de diputada y una ciudadana sin cargo público alguno, aclamada mucho más que la no-candidata por ser «la señora de» y por lo que parece, estar encantado con el papel de mujer florero: no habla porque su marido habla por ella, su marido la lleva de la mano y la pasea y su marido le hace públicas declaraciones de amor, y la utiliza. Todo lo contrario al feminismo que milita y sin que nadie se atreva siquiera a cuestionar ese paternalismo casposo hacia la «víctima doliente» que vende. Una ciudadana más que sin embargo merece -como los golpistas amnistiados- una consideración de superioridad frente al resto, como ha quedado certificado desde la portavocía del Gobierno y los ministros como Puente y Montero, entregados al grito Pasionario de «no pasaran» tan ridículo hoy como extemporáneo.
Un ambiente irrespirable y tabernario que se levanta, además, en torno a alguien que goza de absoluta presunción de inocencia. Otra cosa para reflexionar es la zozobra que causa su imputación en la pareja como para que el marido ocultase su situación de investigada a los españoles y ella misma haya renunciado en las últimas horas a seguir ofreciendo su máster en la Complutense. Hemos pasado de aquella campaña de Zapatero y el «nos interesa tensionar» al «nos interesa victimizarnos» de Sánchez. Todo tan exagerado en el lamento, que agota: Sánchez vs. Feijóo, Peinado vs. Begoña, Sánchez vs. Peinado, Puigdemont vs. Sánchez, Sánchez vs. Milei, Sánchez vs. el fango, Sánchez vs. los medios, Sánchez vs. el 'lawfare'... como el Cid Campeador o Don Quijote o una caricatura de ambos. Sánchez contra todos.
Nadie sabe qué pasará mañana ni cómo de fuerte tiene la coraza con la que batalla, pero no afrontar con dignidad sus propios hechos y negarse a publicar en el BOE la Ley de amnistía, le va a despojar del blindaje que cree mantener. El independentismo hablará el lunes... y todavía no ha dicho nada. El resultado de las urnas no cierra nada mañana. Termina de empezar.
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