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Nunca es fácil escribir del Valencia justo antes de que juegue el Valencia. Pero ya saben cómo va esto, si ustedes quieren leer el periódico ... cada mañana hay que dejarlo escrito la noche anterior. Así que, cuando hay jornada de miércoles noche, me toca escribir antes del partido. No obstante, en el caso que nos junta, tampoco es relevante. Independientemente del resultado de anoche en Mestalla, el equipo de Baraja ha cuajado un inicio de campeonato notable. Notable en cuanto a resultados pero, sobre todo, notable en cuanto al juego del equipo. Hay un equipo. Y como consecuencia, los resultados. No hay nada casual en todo esto. Es más, todo es fruto de un entrenador que ha sido capaz de darle la vuelta a la zozobra general en la que estábamos todos instalados a principios de campeonato.
Yo no les voy a engañar y supongo que estarán conmigo, el primer partido de Liga pensé 'el Sevilla va a arrollar al Valencia. No hay comparación posible'. Hace dos semanas -ya más optimista- pensaba que 'lo normal es que hoy el Atlético gane fácil en Mestalla'. Y lo más importante, viendo el mercado de fichajes y el ninguneo de Lim a Baraja estaba seguro de que el Valencia estaría hoy más cerca del dieciséis que del seis. Y reconozco que me equivoqué. Lo que me parecía un once debilitado sin Kluivert, Nico, Lino y compañía se está demostrando mejor equipo titular que el que entrenó Baraja el año pasado. Nunca imaginé algo así.
Solo el maestro Ciraolo -ex jugador del Valencia y 20 años juntos en la radio- me dijo el primer día de Liga que él creía que era así. Y tenía razón (cosa nada sorprendente). El Pipo pidió salidas para limpiar el vestuario (ha acabado siendo clave) para, después, poder construir lo que estamos viendo. Seguro que con más y mejores jugadores, pero con la misma idea que vemos hoy sobre el césped. Admitámoslo: estábamos equivocados en ese sentido. Yo el primero. Nos cegó el hecho de que Peter Lim haya vuelto a ejecutar una bazofia muy propia de su gestión durante el mercado y nos olvidamos de la gestión deportiva de Rubén Baraja. Nos centramos en lo corta que es la plantilla -en eso nadie está equivocado- y no pensamos en que, quizá, Baraja podría sacarle rendimiento a la plantilla. Y el caso es que lo ha hecho de una forma espectacular. Me quito el sombrero ante lo construido desde la precariedad.
¿Eso cambia la realidad de fondo? En absoluto. Todos somos conscientes de que, en cualquier momento, las lesiones y la falta de plantilla pueden echar al traste todo porque no se puede depender de los cinco chavales de Segunda Federación que cada fin de semana entran en convocatoria. Y obvio, no es culpa de los chavales que se dejan la vida cada vez que salen. Pero es que no todos pueden ser Javi Guerra o Diego Lopez o, simplemente, aún no es su momento de maduración para sujetar al primer equipo. Por eso se puede tener miedo al futuro pero reconocimiento total a la labor de Baraja en el presente.
Así que, asumiendo que en el largo plazo todos tenemos un miedo terrible -menos Peter Lim- a que el equipo se caiga en mil pedazos, yo he elegido vivir el día de hoy en lugar de vivir en el día del Apocalipsis. Cuando llegue -si llega- 'El día de la bestia' no nos pillará de sorpresa. Pero, de momento, el Valencia está sacando muchos puntos en la Liga, juega a ratos muy bien al fútbol y el valencianismo se identifica con el equipo. El bosque no me impedirá ver este árbol.
P.D: Un abrazo muy grande para Jesús Vázquez y toda su familia en estos momentos. Le esperamos de vuelta muy pronto y con muchas ganas.
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