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Felicidades, compañeros

La profesión periodística es garante de un derecho fundamental, como la escuela, que en este caso es el de la información. Revalorizarla es mejorar la democracia

Martes, 4 de febrero 2025, 00:18

Con el pistoletazo de salida del 160 aniversario de LAS PROVINCIAS, uno se siente interpelado. Las balas, de hecho, llegan desde varios puntos, como una emboscada en una estrechez del camino. El más evidente, porque desde hace una década me asomo cada martes a esta ventana con la que pretendemos avivar el debate y la pluralidad educativas. Nunca ha sido la obsesión decirles qué tienen que pensar, sino añadirles argumentos y hechos para que construyan su propia opinión.

En los recuerdos de mi infancia ni hay patio ni limonero, pero sí un ejemplar de LAS PROVINCIAS salpicado de Colacao que me acompañaba cada tarde, recién llegado del colegio. Y el fastidio de que las crónicas del partido del domingo las tenía que leer en la Hoja del Lunes, al que no me hice tanto, quizás por aparecer como un intruso en una costumbre diaria que era mi merienda de galletas y LAS PROVINCIAS. También fue el periódico que acogió mi primer artículo, en primero de Bachillerato, animado por un profesor de Lengua que prometió subir un punto al que escribiera una carta al director, ¡y me dieron media página!

Además, me apela este aniversario porque somos de la misma quinta. Magisterio, entonces El Magisterio Español, nació el mismo año que este periódico en aquellas décadas fértiles para que nuevas voces periodísticas se sumaran a una actualidad convulsa, que en Educación se añadía la revolución pedagógica que provocaba en España el krausismo. Mirar atrás y no ver el principio de la hemeroteca te da el vértigo de cierta responsabilidad intelectual y social. Tras 160 años, que no sea yo el que comience en estas páginas a decir tonterías.

Todo lo anterior no pasa de anécdotas de veterano si el inicio de estos aniversarios no sirve para mirar al futuro, y aumentar el compromiso de un periodismo local cuyas primeras noticias se dan en el rellano, cuando te cruzas a cualquier vecino y está ávido de primicias de viva voz. Si admiraba a este equipo de redactores, qué decir tras la dana, mantener el compromiso con tu sociedad mientras tú mismo padeces las consecuencias de la catástrofe. Parafraseando lemas populares, el pueblo informa al pueblo.

Y sí, digo bien, porque al igual que si afirmara el pueblo educa al pueblo a nadie se le ocurriría excluir al profesorado y la escuela, la revalorización del periodismo es el verdadero reto, por supuesto si así lo estiman sus promotores, de esta profesión, pero también de la formación de una ciudadanía crítica, que forma parte de la tarea de la escuela.

Hemos cometido errores, pero también es una losa interesada la que pesa sobre esta profesión, a la que cualquiera se atreve a difamar iniciando sus videos de redes sociales con esa odiosa coletilla de «lo que los medios callan, no te cuentan» o vete a saber qué otras imaginarias confabulaciones. Tiene su aquel que al periodista medio le llamen interesado en plataformas propiedad de magnates tecnológicos de X, Instagram, TikTok, etcétera. La prensa publica lo que honestamente considera que un ciudadano debe conocer, en comparación con un algoritmo que explota tu dopamina, tu complacencia y tus datos.

Al periodismo no le define el soporte, sino una profesión que es garante, como la escuela, de un derecho fundamental, en nuestro caso el de la información, que es inherente a una democracia sana y a la cohesión social, anhelo que forma parte de los objetivos de la Educación. Por eso, a mi juicio, esto debería estar en los currículos escolares como está en las preocupaciones europeas. A los compañeros de LAS PROVINCIAS, ¡feliz cumpleaños!

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